EPN y el derrumbe de sus logros

14 de Mayo de 2024

EPN y el derrumbe de sus logros

lorenabecerra

ESCRUTINIO POLÍTICO | El blog de Lorena Becerra

@lorena_becerra Siempre supimos que Enrique Peña Nieto era un político con poca preparación y un léxico deficiente; con un escaso talento para la improvisación; y un manejo precario de otros idiomas (aunque a veces también del español). Las diversas pifias que nos hicieron reír desde su campaña como candidato presidencial se han repetido y exacerbado desde que tomó posesión como mandatario aunque ahora, más que cómicas, lucen como trágicas. Desde afirmar que la violencia fortalece al Estado mexicano, hasta calificar a la corrupción como un fenómeno cultural, nuestro mandatario se muestra cada vez más como una persona carente de liderazgo e incapaz de gobernar al país.

Sin embargo, al inicio de su administración Enrique Peña Nieto sorprendió llevando a cabo diversas acciones contundentes: la aprobación de su agenda de reformas vía el Pacto por México, la detención de la maestra Elba Esther Gordillo en febrero de 2013, y el abatimiento o detención de varios líderes importantes del narcotráfico entre los que destacan La Tuta, Miguel Ángel Treviño – el Z-40, el Chayo y el prófugo Joaquín Guzmán Loera, alias ‘El Chapo’.

A pesar de que sus niveles de aprobación nunca fueron muy elevados, estos logros tuvieron reconocimiento en la opinión pública. En abril de 2013 el 73% de la población aprobaba la detención de Gordillo según la encuesta del periódico Reforma. Las reformas educativa y de telecomunicaciones encontraban un buen apoyo en la ciudadanía, especialmente en el segmento de líderes de opinión en donde el 57% también aprobaba el Pacto por México. De igual forma, en agosto de 2013 se observa que la captura del Z-40 mejora la aprobación del Presidente dentro del segmento de panistas y perredistas según la encuesta realizada por la misma fuente.

En marzo de 2014, unos días después de la captura de ‘El Chapo’, la encuesta de BGC registró un repunte en los indicadores de Peña Nieto en el tema de inseguridad: el acuerdo con la forma en que el Presiente está manejando el combate al narcotráfico y el crimen organizado alcanzó uno de sus niveles más altos en 57%; el porcentaje de personas que consideraba que el gobierno estaba rebasado por el crimen organizado disminuyó en 9 puntos porcentuales; y el porcentaje de la población que consideraba que el gobierno estaba teniendo éxito en la lucha contra el crimen organizado aumentó en la misma proporción. Si bien la mayoría de la población consideraba que la violencia podría aumentar, este evento tuvo un impacto positivo en la evaluación de la gestión presidencial.

Todavía el 1 de diciembre de 2014, en medio de la crisis de Ayotzinapa y de la casa blanca, las encuestas de BGC indicaban que las medidas realizadas por Peña Nieto que contaban con mayor respaldo en la población eran la detención de Elba Esther Gordillo, la captura de ‘El Chapo’ y la Cruzada contra el Hambre, con 69%, 68% y 65% de aprobación, respectivamente. Hoy por hoy, toda esta serie de acciones que alguna vez constituyeron logros del Presidente se han ido derrumbando uno a uno.

La preocupación por la economía empezó a erosionar la imagen de Peña Nieto desde el verano de 2014. Al día de hoy, el alza de precios y el desempleo abonan cada vez más a la desaprobación presidencial en el manejo de la economía. Las reformas que nunca gozaron de aprobación – energética, laboral, fiscal y político-electoral – ahora son contabilizadas como uno de los errores de Peña Nieto. Y las que tuvieron respaldo en la opinión pública – educativa y telecomunicaciones – no cuentan ya con credibilidad. En la encuesta de Varela y Asociados de junio del presente año, el 45% de la población afirma que las población jamás se verá beneficiada por las reformas. La mayoría de la población atribuye esto a la corrupción y el mal gobierno.

Por otro lado, este sexenio se ha caracterizado por una alarmante pérdida de credibilidad del Presidente que se explica por el surgimiento de la corrupción como un eje relevante en la aprobación presidencial (antes las principales temáticas eran economía y seguridad). Esto sin tomar en cuenta el mal manejo de crisis que ha exhibido en temas sensibles así como la nula rendición de cuentas de los miembros del gabinete que han sido cuestionados o puestos en evidencia. No sorprende entonces que, al lado de la economía, el combate a la corrupción sean los dos temas peor evaluados por la población.

El Presidente también se ha visto nulificado en la dimensión de inseguridad gracias al lamentable manejo que se hizo de Ayotzinapa, el reciente resurgimiento de los abusos cometidos en Tlatlaya y la falta de resultados en incidencia delictiva. En la misma encuesta de Varela y Asociados, el 47% de la población considera que la seguridad pública ha empeorado con respecto a hace un año, el 57% desaprueba el trabajo del presidente en el combate al crimen organizado y el 56% lo desaprueba en el área de seguridad pública.

El panorama en sí era preocupante. La fuga, por segunda vez, de ‘El Chapo’ Guzmán de una prisión de máxima seguridad en el país bien puede representar un golpe mortal al gobierno de Peña Nieto. No solo hemos visto que sus logros han desaparecido o se han desvirtuado. Sino que este incidente, que se presta a teorías de conspiración no tan descabelladas, abona a los errores garrafales que constituyen el triste legado que ha construido Enrique Peña Nieto. Máxime que se da en una coyuntura de un viaje costosísimo y muy criticado del séquito presidencial a Francia.

Hasta ahora, Peña Nieto ha únicamente ha emitido un mensaje descafeinado sobre las medidas que se tomarán para remediar el escape del líder del cártel de Sinaloa. Una vez más, el Presidente se ha quedado corto en sus respuestas y su reacción. No parece haberse percatado que el capital político que alguna vez tuvo gracias a sus logros se ha esfumado. La fuga de ‘El Chapo’ abonará a la imagen de corrupción, impunidad, e incompetencia con que se califica al actual gobierno. Un mandatario al que le resta la mitad de su gestión con casi ningún logro que anunciar y una larga lista de desaciertos se encuentra en una posición muy riesgosa.

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