ESPECIAL | Los 12 apóstoles de Francisco

22 de Noviembre de 2025

ESPECIAL | Los 12 apóstoles de Francisco

En solo 34 meses cambió a la cuarta parte de los obispos en México

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GABRIELA RIVERA Y MARÍA IDALIA GÓMEZ

Poco a poco y sin llamar la atención, el Papa Francisco comenzó a modificar el perfil de la iglesia en México desde la cúspide. En solo 34 meses cambió a la cuarta parte de los obispos en México. Estos nombramientos abarcan más de la mitad del territorio y gran parte de esos obispos tienen más un perfil de trabajo comunitario, de pastoral social e indígena.

Es así como el Papa Francisco ha modificado el mapa eclesial mexicano que a mediano plazo podría generar un cambio en la dinámica y carisma de la iglesia, pues sólo con esos nombramientos ya abarca el 60% de la población de México.

Los cambios ocurrieron en Durango, Michoacán y Veracruz, donde los sacerdotes se enfrentan a situaciones de violencia y crimen organizado, además de problemas sociales, como la pobreza de sus fieles. En otros como Baja California, el sacerdote también enfrenta el conflicto de migración hacia Estados Unidos, tanto de los habitantes, como de toda la gente que por allí pasa.

El primer cambio dentro de la iglesia mexicana ocurrió el 15 de mayo de 2013, dos meses después de ser nombrado Papa. El obispo Ramón Castro Castro fue trasladado de la Ciudad de Campeche a Cuernavaca, Morelos, una de las urbes consideradas como las peligrosas en los últimos años.

Luis Fernando Valdés, colaborador de la oficina de comunicación y prensa de la CEM, explicó que el cambio en las 93 diócesis del país es natural, debido a que los obispos llegan a los 75 años y deben retirarse, o se enferman o fallecen, por lo que se debe llenar la sede vacante.

“No se trata de un reacomodo de obispos o de una purga”, sentenció el sacerdote.

Sin embargo, los movimientos del Papa Francisco no se ven como un castigo o purga. Al contrario, los obispos llegan —la mayoría de las veces— de ciudades relativamente tranquilas a zonas de conflicto, ya sea por la inseguridad, la pobreza o cualquier otro problema social.

Tal es el caso de Armando Antonio Ortiz Aguirre, quien trabajó en su natal Guanajuato y hace dos años fue enviado a Lázaro Cárdenas, Michoacán. Al estado también llegaron Gerardo Díaz Vázquez y Cristóbal Ascencio a Tacámbaro y Apatzingán provenientes de Jalisco y Morelos, respectivamente.

Además de las regiones de las que provienen, los obispos tienen características específicas, como el haber dirigido los seminarios de sus ciudades natales y trabajar con los jóvenes de las parroquias, como el actual obispo de Orizaba, Eduardo Cervantes Merino, quien es profesor de psicología y su grupo de trabajo son precisamente este grupo poblacional.

En tanto, Fidencio López, obispo de San Andrés Tuxtla, Veracruz, tuvo contacto con las comunidades indígenas del Bajío; lo mismo Rafael Sandoval, quien estuvo en la sierra Tarahumara antes de llegar a Autlán, Jalisco.

En su columna del domingo pasado en Milenio, la académica de la Universidad Iberoamericana, Ivonne Acuña Morales, aseguró que estos cambios responden a la necesidad de solucionar problemas concretos, como los migrantes, el narcotráfico, el abuso de menores, la violencia y la pobreza, entre otros. Además, refirió, los obispos no pueden estar ajenos a la realidad que vive el país.

Esto coincide con lo que el Nuncio Apostólico, Monseñor Christophe Pierre, ha repetido en varias ocasiones: la Iglesia no quiere príncipes ni obispos de aeropuerto sino pastores, personas que vayan a las comunidades y estén cercanas a la gente.

De hecho, la elección de los obispos depende precisamente del Nuncio Apostólico. El padre Luis Fernando Valdés, explicó que es él quien propone las ternas de obispos para una ciudad al Papa, al mismo tiempo que lo informa de lo que ocurre en esa región.

“La función del Nuncio Apostólico es tener toda esta información de lo que está ocurriendo en las diócesis del país y él sabe que problemas tienen los obispos, si están en zonas violentas o marginadas. El Nuncio tiene información de primera mano y es la que se manda a la santa sede. Y es él quien propone la terna para cambiar de una sede a otra o sea ordenado un nuevo obispo”, dijo el sacerdote.

Con toda esta información, el Pontífice sabe cuáles son las necesidades del país y quién es el mejor candidato para ocupar la vacante.

Valdés indicó que generalmente se procura que los obispos sean nombrados en la misma región en la que nacieron o estudiaron, ya que conocen mejor las necesidades de sus comunidades. Pero esto no es una regla y en los nombramientos hechos por el Papa Francisco hay cambios de una región a otra.