Los que nos encontramos en una posición mesurada a favor de la vida de las mujeres, así como al libre ejercicio de sus derechos de acuerdo a la conciencia de cada una, celebramos que el congreso argentino apruebe finalmente, una legislación que no castigue a las mujeres que deciden interrumpir un embarazo.
El cambio, además, significa una ley federal que tendrá vigencia el todo el país austral; de tal forma que, así, de un plumazo nos rebasaron. La ciudad de México no considera que sea un delito el aborto antes de la semana doce de gestación desde el 2007, y hasta el año pasado era la única entidad federativa en ese tenor, hasta que Oaxaca despenalizó la conducta en el 2019.
Al día de hoy, prácticamente en todo el país sigue siendo un delito, es decir se pretende forzar a las mujeres a la maternidad, hecho por completo absurdo y contrario a los derechos humanos más elementales. Con la llegada al poder de un gobierno que se dice de izquierda, con una Secretaria de Gobernación (Olga Sánchez Cordero) que abiertamente se manifestó a favor de la agenda de los derechos reproductivos, todos y todas esperábamos que el tema presentara progresos hacia la federalización, hecho que no se aprecia siquiera cercano.
A pesar del poder tan sólido del Presidente López Obrador, claramente manifestado con mayorías legislativas que no dudan ni un instante para aprobar cualquier iniciativa derivada de palacio nacional, el tema parece empantanado hasta la barbarie. Parece un gobierno conservador que solamente pretende evadir el tema para que sea la siguiente administración quienes lidien con el problema, dejando en la indefensión a miles de mujeres que seguirán siendo conducidas a la cárcel.
Entiendo que el presidente no tenga la voluntad de discutir el tema en las mañaneras, quizá no se siente con todos los elementos conceptuales y daría mas motivos de ataques en su contra, pero otra cosa es no utilizar el amplísimo poder con el que cuenta para dejar atrás conductas atávicas con las que inclusive muchos “conservadores” no están de acuerdo como la amenaza de la cárcel.
Muchas personas en todos los ámbitos sociales, incluso del grupo que no aprueba al aborto, tampoco están de acuerdo en las penas corporales como la privación de la libertad, que por cierto no abona al bienestar ni a la protección de nadie. Quiero llamar seriamente la atención en el tema y señalar claramente que responsabilizo al gobierno actual por las secuelas en términos de muertes maternas por aborto y la permanencia en reclusión de miles de mujeres. Nada de esto debería estar ocurriendo.