Las fronteras de lo imperceptible

7 de Agosto de 2025

Dany Saadia

Las fronteras de lo imperceptible

Dany ficha

En la última película de Luis Buñuel, Ese oscuro objeto del deseo (1977), Fernando Rey, el actor cuyo personaje era un hombre adinerado, se dispone a visitar a una joven española, una pobre inmigrante, que vive con su madre en una casita de la Banlieu de Paris. El personaje de Fernando Rey sube una escalera, se cruza con alguien y llama a la puerta. Esa escena dura en total 10 segundos.

Cuenta Jean Claude Carrière –guionista de Buñuel- en su libro La película que no se ve, que observó al director de arte Pierre Guffoy en la víspera del rodaje preparando esa escena. Pierre –diseñador de producción de La insoportable levedad del ser (1988)- estaba muy entretenido con su ayudante raspando con una rasqueta las paredes y dejando unos signos apenas perceptibles.

Carrière le preguntó qué demonios hacía y Pierre le contestó:

“Como bien sabes, nos encontramos en una pequeña casa de la bBanlieu. Todos los que viven aquí son trabajadores inmigrados, a menudo muy pobres. Cuando no pueden pagar el alquiler, tienen que desalojar. Y entonces tienen que llevarse sus muebles como pueden durante la noche. Los muebles golpean las paredes y dejan marcas. Ahí las tienes.”

Absolutamente increíble. El diseño de producción es una herramienta: a través de la arquitectura, forma, espacio, color y textura el diseño de una película expresa la historia y apoya a los personajes. ¿Por qué es tan importante? Porque con esa herramienta podemos diseñar metáforas visuales que actúan al nivel del subconsciente mientras el espectador sigue de manera consciente la trama y los personajes. Ahí están las metáforas, tras el diseño físico del espacio, aportando capas sutiles de imaginería poética, ideas, conceptos y significado a la narrativa.

Visité los Estudios de Cine de la Ciudad de La Luz en Alicante la producción de la película Asterix y los Juegos Olímpicos (2008). La cuestión es que habían construido un enorme decorado reproduciendo una pista oval con gradas al estilo Ben-Hur. Habían varios pit-stops, como boxes de Fórmula 1, para las cuadrigas de los carruajes de cada equipo por nacionalidades. Y fuimos a parar a la de Alemania, con colores de Ferrari, ya que Michael Schumacher hacía un cameo en la película.

Lo que me encontré fue maravilloso. Dentro de cada parada de boxes había un taller para reparar las cuadrigas, con carteles antiguos y herramientas de la época. Todo con un detallismo brutal. Intrigado por la inversión de tiempo y dinero que eso implicaba le pregunté a un tipo de producción:

- Pero todo esto… ¿se verá en la película? ¿no? - No -Entonces, si nadie lo ve… - Sí que lo ve alguien. Los actores.

That´s what I’m talking about! De eso exactamente nos habla Carrière. De la pasión por la lógica del detalle hasta las fronteras de lo imperceptible. Si un actor lo percibe, y le ayuda a envolverse con la atmósfera de la época, nosotros percibiremos su percepción de manera subconsciente. El espectador puede no saber de fotografía, de interpretación, de arte, color, textura, etcétera, pero sabe si le gusta o no le gusta lo que ve, y en esa decisión también participa el subconsciente.

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