La esperanza se agota en Líbano

7 de Septiembre de 2024

La esperanza se agota en Líbano

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Los habitantes del país enfrentan problemas emocionales ocasionados por una severa crisis financiera y la pandemia de Covid, lo que afecta incluso a menores de edad

Anteriormente un país próspero, la crisis financiera de 2019, la explosión en su principal puerto en 2020 y la emergencia sanitaria por la Covid han convertido a Líbano en un país con pocas oportunidades de salud mental para sus habitantes. Desde el año pasado, las líneas de emergencia y de prevención del suicidio han aumentado al doble, obligando a este servicio a extender su horario de atención que ahora opera 21 horas al día.

“Recibimos llamadas similares cada día. La crisis ha empeorado muchísimo”, declaró a AFP Mia Atoui, cofundadora y vicepresidenta de Embrace, una organización no gubernamental encargada de gestionar el servicio telefónico de prevención del suicidio en el país. A medida que empeora la crisis, el número de personas en busca de ayuda se eleva; actualmente se reciben 1,100 llamadas al mes de todo tipo de personas: desde padres de familia hasta viudas y menores de edad.

A la gravedad de la crisis financiera que ha dejado a muchos libaneses sin trabajo, se suma la creciente escasez de personal médico de salud mental y fármacos, ocasionados también por la pandemia de Covid, así como cortes de energía frecuentes y menos disponibilidad de combustible, medicina o pan a medida que disminuyen las reservas de divisas extranjeras.

Estas circunstancias han obligado a muchos ciudadanos a emigrar, lo que ha fracturado a las familias: AFP reporta que también ha aumentado el número de niños en busca de atención psicológica, pues los menores de 18 años representaron el 15% de las llamadas de prevención del suicidio durante julio.

“Hemos visto varios pacientes que han interrumpido sus tratamientos porque su suministro de medicamentos ya no iba a durar más, y vinieron a nuestra clínica con un empeoramiento de su situación”, declaró Fadi Maalouf, jefe del departamento de psiquiatría en el Centro Médico de la American University de Beirut.

“Incluso ha habido pacientes que tuvieron que detener su tratamiento y pasaron a sufrir depresiones más graves, incluso con actitudes suicidas. Todos eran pacientes que antes estaban estables”, reconoció.