La Portada | Rosa Icela Rodríguez, la fiel escudera

27 de Abril de 2024

La Portada | Rosa Icela Rodríguez, la fiel escudera

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Su dureza, lealtad y compromiso con el movimiento han convertido a Rosa Icela Rodríguez en una figura clave para el Presidente en diferentes momentos; ahora su trabajo será fortalecer un área que dejó debilitada su antecesor, Alfonso Durazo

Transcurrían días intensos y desconcertantes bajo un clima de tensión y sobresaltos que recorría las redacciones periodísticas del país. No era para menos. En el primer día del año de 1994, a la par de la entrada en vigor del entonces Tratado de Libre Comercio de América del Norte, de las entrañas de la Selva Lacandona mexicana amanecieron con la declaración de guerra contra el Estado, que acompasaba el levantamiento zapatista en Chiapas. Ocho días después, el reporte de una explosión en el centro comercial de Plaza Universidad, al sur del entonces llamado Distrito Federal alertó a Rosa Icela Rodríguez Velázquez, la joven reportera de La Jornada que ese 8 de enero estaba de guardia.

“Fue un sábado cuando supimos de esa explosión que nos puso tensos a todos. Ella estaba de guardia y se fue en friega a cubrir el hecho”, recuerda uno de los excolegas de la entonces periodista que había comenzado su carrera a finales de los ochenta. De regreso a la redacción, ya se encontraba ahí don Carlos Payán, director del periódico en ese entonces.

“Ella no lo conocía. Le dio algunos datos y pensó que sería un testimonio directo, pero cuando le pregunta su nombre, (Rodríguez Velázquez) se quedó sorprendida. ‘El jefe me estaba dando los detalles para mi nota’, soltó con asombró a sus compañeros la reportera que ese día escribió sobre el coche-bomba que estalló en el sótano de la plaza comercial. Aquel reporte forma parte de la compilación de notas que el diario publicó sobre los hechos en torno al surgimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).

Rosa Icela no lo sabía entonces, pero ese sería su primer acercamiento a un tema de seguridad nacional. El grupo guerrillero Ejército Popular Revolucionario (PROCUP) había colocado el explosivo, el primero de su tipo en México.

Con el tiempo, su especialidad reporteril se perfiló hacia los temas de política pública, los fenómenos sociales y, en especial, los más complicados. Reportear las tramas y contextos de los conflictos capitalinos le permitió conocer cómo funcionaban muchos de los lazos de interés, las conexiones y recovecos de la ciudad. “Siempre cubría más allá”, coinciden sus excompañeros de pluma.

Entonces Rosa Icela era una mezcla de inocencia y dureza, probablemente heredadas de su madre, una dedicada y comprometida maestra rural. Era de esas reporteras de trabajo intenso, honesto y por momentos parecía impasible, siempre analítica y preguntándolo todo. Fue justo lo que llamó la atención de Samuel del Villar, ese abogado de izquierda que sabía de economía, historia y, por supuesto, de política. Se convirtió en su maestro, primero, en lo que eran las luchas de la izquierda crítica en México. Hay quienes aseguran que casi la veía como a una hija.

Así, cuando en 1997 del Villar se convirtió en procurador de justicia de la Ciudad de México en el gobierno de Cuauhtémoc Cárdenas. La joven Rosa Icela fue la encargada de comunicación. No conocía, nunca había estado vinculada a los asuntos legales, pero aprendió rápido con su maestro. Supo, en tres años, sobre la justicia y la injusticia, de la reingeniería de una institución que por primera vez tecnificó varios de sus procesos, y de la indispensable inteligencia y contrainteligencia que debe acompañar la lucha criminal. Allí afianzó una de las ideas que solía decir: la ley es la ley y no es negociable.

En poco tiempo, el ambiente de la izquierda que permeó la capital de la Ciudad de México la acercó mucho a Andrés Manuel López Obrador, quien también se convirtió en su mentor, y muy pronto ella en una suerte de estratega.

ejecentral entrevistó a casi una veintena de amigos y excompañeros de trabajo en diferentes momentos de la carrera de Rodríguez Velázquez, y a través de sus relatos reconstruimos trozos de la vida de quien es hoy la primera mujer en encabezar la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC).

¿Sabías que? En sus andanzas periodísticas, Rodríguez trabajó en Radiópolis, Radio Centro, La Afición y El Universal.

Al ras de tierra

Le gusta que le llamen Rosa, al menos así la conocen sus cercanos. A pesar de ser una mujer muy dura e implacable, reviste esa rigidez en sus principios, de amabilidad y solidaridad. Aunque joven, peleó por la dirección de Comunicación Social de la entonces Asamblea de Representantes de la capital del país contra un lobo en el manejo político, Salvador Guerrero Chiprés, quien tenía entre su trayectoria entonces la dirigencia del sindicato del periódico de La Jornada. “Operó y le ganó”, recuerda una excompañera. Fue memorable esa confrontación, porque se hicieron acusaciones mutuas, se movieron por apoyos y ganó quien consiguió más. Los que vivieron esas semanas aseguran que Rosa Icela mostró su capacidad para moverse de forma táctica, imponerse políticamente y negociar.

“Mujer que viene de abajo, originaria de la Huasteca Potosina, de una familia humilde, que estudió, es periodista de profesión, fue reportera…”, describió el presidente López Obrador sobre quien fue su coordinadora general de Gabinete de Gobierno y de Seguridad Pública cuando se desempeñó como Jefe de Gobierno capitalino de 2006 a 2009.

Fue precisamente en la conferencia mañanera del pasado 30 de octubre cuando el mandatario reveló la designación de Rosa Icela para suceder a Alfonso Durazo al frente de la SSPC. Ese día, el Presidente recordó que fue ella quien estuvo a cargo, durante su Jefatura en el gobierno capitalino, 20 años atrás, de la creación de la estrategia de coordinaciones territoriales en la ciudad de México “para atender el problema de la seguridad pública”.

›Según diversas fuentes consultadas, el Presidente la tiene en alta estima, lo ha comentado muchas veces en grupos de confianza. Considera que tiene una alta calidad humana, que es humilde y leal; el mandatario, después de más de 25 años de conocerla también ha dicho que es de las funcionarias con alto compromiso social, con un sentido profundo de responsabilidad, y enfocada a cumplir a cabalidad su trabajo.

Antes de sus andanzas periodísticas —en la que también trabajó en medios como Televisa, y su entonces división radiofónica Radiópolis; en Radio Centro, La Afición y El Universal— Rosa Icela, como ella misma ha reconocido públicamente, llegó a hacer de todo, y entre sus labores también se enlista que trabajó como costurera, comerciante, y cajera. Pero fue su paso por el quehacer reporteril el que finalmente le valió el salto al servicio público, y su cercanía con los principales liderazgos de la izquierda.

La Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental: sus alcances y limitaciones es el título de la tesis con la que en 2005, Rosa Icela se recibió como licenciada en periodismo por la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Su incursión en el servicio público llegó en la administración de Cuauhtémoc Cárdenas como jefe de Gobierno capitalino, cuando la cercanía que fomentó con los dirigentes-fundadores del Partido de la Revolución Democrática (PRD) le valieron para coordinar la comunicación del procurador del Villar y luego de la Asamblea Legislativa.

Tras el interinato de Rosario Robles, quien fue jefa de gobierno sustituta por un año y dos meses. Desde el 2000 y hasta 2006, Rosa Icela formó parte del gabinete de López Obrador en el gobierno capitalino, en el que se desempeñó como directora general de Participación Ciudadana, así como de Concertación Política y Atención Social y Ciudadana, tiempo en la que diseñó e implementó el programa de las 70 coordinaciones territoriales de seguridad pública y procuración de justicia, que buscaban abatir la corrupción en las 16 delegaciones y sus respectivas comandancias de policía.

En el desarrollo de esa estrategia, cuentan cercanos a Rosa Icela, la funcionaria abrió brecha, pues sin tener aparentemente algún antecedente en materia de seguridad llegó de manera directa a coordinarse tanto con agentes del ministerio público como con los comandantes y personal operativo de la entonces Policía Judicial y la Secretaría de Seguridad Pública.

En realidad sí tenía antecedentes. El trabajo periodístico le permitió conocer el tejido de grupos sociales, dirigencias y carencias; además, el aprendizaje con del Villar la llevó a relacionarse con el personal operativo y desde entonces ganarse su respeto, lo que complementó al estudiar sobre temas de seguridad y posteriormente a especializarse en seguridad nacional.

A esto obedecía que la experiodista fuera una las infaltables asistentes a las reuniones de seguridad que desde entonces implementó el tabasqueño en la capital del país.

Ha sido capaz de trabajar codo a codo con miembros de las Fuerzas Armadas y policías en operaciones sensibles contra grupos criminales en la Ciudad de México, seguirlos segundo a segundo, y dar resultados sin ni siquiera ser reconocida públicamente por ello. Y al mismo tiempo hacerse cargo de organizar, hacer efectivo y blindar el apoyo a adultos mayores, junto con otros programas, que le han sido parte del motor del éxito de López Obrador.

“Siempre le gustó ser de ‘pie a tierra’. Lo mismo escucha a la víctima de algún delito, como a un compañero (de trabajo) en problemas; lo mismo se sienta a dialogar con dirigentes de comerciantes y líderes vecinales, que con empresarios y políticos”, así describen a quien en su momento prestó una atención particular, como una suerte de obsesión por entregar resultados al entonces Jefe de Gobierno, para bajar la incidencia delictiva en las colonias que eran entonces consideradas como focos rojos de inseguridad en la capital.

Durante ese periodo, Rodríguez Velázquez compartió acciones de gobierno con quienes en los años posteriores se convirtieron en sus jefes, como fue el caso de Marcelo Ebrard, entonces secretario de Desarrollo Social, y luego de Seguridad Pública quien al llegar a la Jefatura capitalina la nombró, en primer lugar, coordinadora del Gabinete de Gobierno, Seguridad y Procuración de Justicia (2006-2009), y en la recta final de su administración la designó al frente del Instituto para la Atención de los Adultos Mayores, donde Rosa Icela fue pionera en la consolidación de lo que fue la primera agencia del Ministerio Público especializada en la atención a adultos mayores.

Conocidos de antaño. Del 2000 al 2006, Rosa Icela Rodríguez Velázquez (derecha) fue parte del gabinete de López Obrador en el gobierno capitalino de López Obrador (izquierda).

La torre

Ya pasaron poco más 23 años desde que la originaria de Xilitla, San Luis Potosí puso el primer pie en el servicio público y desde entonces no ha parado de trabajar. Para quienes conocen su carrera, coinciden en que en el juego de ajedrez de López Obrador, ella podría ser una de las dos torres de su tablero, no sólo por su fortaleza, sino también por la confianza que le tiene y la lealtad que ella le ha demostrado.

Para sus compañeros no fue extraño que Rodríguez Velázquez continuara trabajando en la administración de Miguel Ángel Mancera (2012-2018), a pesar de no coincidir con la vertiente de izquierda de López Obrador, porque para ella se trata de un servicio y ninguna auditoría que se ha practicado a su gestión ha salido con observaciones graves. Así, desde las secretarías de Desarrollo Social, y de Desarrollo Rural y Equidad para las Comunidades organizó la estrategia de atención más efectiva y que podía evaluarse.

Pero también le sirvió para abrevar mucha información para el desarrollo de la campaña política morenista.

En estos movimientos de ajedrez de López Obrador, colocó a Rosa Icela como secretaria de Gobierno con la actual Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum Pardo. Su trabajo, aseguran funcionarios, era protegerla en todos los ámbitos, mientras tomaba todo el control del gobierno Sheinbaum.

Una vez concluido su trabajo, el Presidente llevó a Rodríguez Velázquez a la Coordinación General de Puertos y Marina Mercante en el gobierno federal. Del tema no sabía nada, pero su misión era tomar el control de un área muy descompuesta por la corrupción, de acuerdo a los reportes a su alcance. Además podría coordinarse muy bien con la Marina, con quien ha convivido desde tiempo atrás, y con Horacio Duarte, designado en Aduanas y con quien comparte la lealtad al Presidente.

“Una mujer íntegra, con principios, una mujer honesta”, vitoreaba el presidente López Obrador a la exfuncionaria capitalina, cuando el pasado 25 de julio, durante la supervisión de las obras de modernización que encabezó en el puerto de Salina Cruz anunció su nombramiento en la Coordinación General de Puertos y Marina Mercante.

Pero no hubo tiempo. Con sólo 97 días en dicho cargo, 53 de los cuales habría trabajado aislada desde casa, luego de que el 16 de septiembre la funcionaria confirmó haber dado positivo a la enfermedad de Covid-19, el 30 de octubre el presidente aseguró en su acostumbrada conferencia que en ese lapso Rosa Icela, a quien reconoció necesitar “para acabar con la corrupción, los puertos, el contrabando, la introducción de droga, todo esto”, habría conseguido ayudar a levantar un diagnóstico de cómo estaba la situación en la aduana portuaria.

De pronto López Obrador decidió convertirla en la encargada de la seguridad pública federal. Su nombre rondaba la lista del Presidente, no era el único, pero al final le resultó el más oportuno.

“Ese diagnóstico me sirvió para tomar decisiones para mandar la iniciativa de reforma y entregar el manejo de los puertos a la Secretaría de Marina, porque es un asunto grave, como el de las aduanas, como el de migración y como otros”, refirió el mandatario cuando anunció la propuesta para que la funcionaria potosina asumiera la coordinación del Gabinete de Seguridad del Gobierno de la República, y la titularidad de la SSPC.

Gabinete. Claudia Sheinbaum (extrema derecha), jefa del Gobierno de la CDMX con Rosa Icela Rodríguez (en medio), entonces titular de

la Secretaría de Gobierno de la Ciudad.

Continuidad. De 2012 a 2018, Rodríguez Velázquez trabajó en la gestión de Miguel Ángel Mancera dentro del Gobierno de la CDMX.

A contracorriente

Cuando era encargada de los puertos del país, las redes sociales la trataban muy bien, pero en cuanto Rosa Icela Rodríguez Velázquez fue designada encargada de la seguridad pública federal, esa actitud positiva bajó, de golpe, 13 puntos.

Un análisis de la conversación digital en torno al nombramiento de Rodríguez Velázquez como la próxima coordinadora del Gabinete de Seguridad del Gobierno de la República (SSPC) evidencia que la actividad pública en medios digitales tuvo su mayor pico en el lapso el 30 de octubre, justo cuando el presidente López Obrador develó su nombre como propuesta para convertirse en la primera mujer en encabezar la Secretaría de Seguridad.

De acuerdo con el análisis realizado por la agencia Metrics —del 1 de octubre al 9 de noviembre—, hasta antes de darse a conocer el nombramiento de Rosa Icela como la próxima titular de la SSPC, el índice de actitud digital “positiva” en torno a la funcionaria era del 88%, con mensajes que la felicitaban por su desempeño como coordinadora general de Puertos y Marina Mercante de la SCT, al considerar como una persona “con gran ética profesional”; mientras que un 12 por ciento de la actitud resultada negativa, al criticarla por su trabajo en cargos anteriores.

Después del 30 de octubre, cuando se anunció su nombramiento en seguridad, la actitud positiva disminuyó a un 75%, mientras que el indicador de menciones negativas creció a un 15 por ciento. Fue entonces que le cuestionaron respecto si su formación periodística será viable con las funciones encomendadas, entre los comentarios se ubicaban el “que su trayectoria no la hace acreedora del puesto”, la “falta de capacidad y experiencia en seguridad”; y aludiendo “nepotismo” en su designación como titular de la Secretaría.

En cuanto a las líneas discursivas tanto antes como después de su nombramiento, con base en el porcentaje de publicaciones en Twitter, el análisis refleja que previo a su designación un 31% de los usuarios interactuaba con las publicaciones de la funcionaria de manera positiva; mientras que un 26% consideraron que su nombramiento “traerá corrupción a la SSCP”, y con el mismo porcentaje se le realizaron críticas “sobre problemas de operación y supervisión en aduanas durante su coordinación”.

Después de su nombramiento, la mayoría de las menciones a favor, con un total de 65% de las publicaciones fueron respecto al anuncio del presidente para nombrarla como la próxima secretaria de seguridad, y con apenas un 16% las menciones fueron en el sentido de que “consideran que está preparada para su nuevo puesto”.

Con una mayoría del 29% de las menciones en contra, los mensajes fueron en el sentido de que se “cuestionan su trayectoria, consideran que no es suficiente, y con un 22 por ciento “consideran que le falta preparación para su nuevo cargo”.

La sutileza de la intromisión

Aunque ha reconocido que su paso por los medios de comunicación se derivó de casualidades, pues su verdadera vocación la ha encontrado en la administración pública, la cual ha ejercido desde diferentes frentes, Rodríguez Velázquez por primera vez tiene puestos los reflectores, pues antes su trabajo fue más bien de bajo perfil.

Ahora deberá organizar los temas de inteligencia, prisiones federales y migración, además de tender puentes con los militares que coordinan la fuerza policial. Y lo debe hacer en un contexto en el que persiste una alta incidencia de homicidios dolosos y feminicidios en el país; así como diferencias políticas con gobiernos locales con los que deberá coordinarse.

“Ella no está cruzada de brazos. Sin temor a equivocarme, desde que supo de su designación (como secretaria de seguridad) ya en su cabeza está diseñando, maquilando los planes y la metodología para atender la situación de seguridad que hay en el país. No es una funcionaria improvisada, a estas alturas ya debe tener una línea de planeación, de cómo organizar a su gente”, señala uno de sus excolaboradores respecto a quien este jueves cumple un mes y 25 días exactamente en recuperación tras haber contraído el virus de SARS-Cov-2.

Precisamente ese enfoque estratégico, aunado a su empeño de trabajar las 24 horas del día si así es necesario, se debe a los fructuosos contactos que Rosa Icela ha acumulado a lo largo de su trayectoria, no sólo en el sector de seguridad y procuración de justicia, sino que actualmente alcanza a los mandos de las Fuerzas Armadas, con quienes trabajará de manera estrecha al ser quienes llevan la batuta en la operación de la Guardia Nacional y de inteligencia; además de su relación con los medios de comunicación, empresarios y actores políticos de oposición.

Muestra de ello, cuenta uno de los entrevistados, es su habilidad para involucrarse y mantener relaciones cercanas con diversos dueños de medios, como es el caso de Carmen Lira, directora de La Jornada; pero también con el círculo cercano del presidente, pues es bien sabida la relación de amistad que la funcionaria procuró tanto con Rocío Beltrán Medina, primera esposa del hoy presidente López Obrador, como con su actual esposa, Beatriz Gutiérrez Müller.

El camino labrado a lo largo de las más de dos décadas que Rodríguez Velázquez ha forjado en las administraciones del Gobierno capitalino, en las que la funcionaria ha ido escalando de a poco, y “desde abajo” como le ha reconocido el propio presidente; contrasta con el vertiginoso crecimiento que ha presentado su primogénita, Alejandra Icela Martínez Rodríguez Velázquez, pues con una experiencia de siete años en el servicio público, la madre de los dos nietos de Rosa Icela fue nombrada con la entrada en vigor de la actual administración en la dirección general del proyecto de Integración y Desarrollo de Mesoamérica en la Secretaría de Relaciones Exteriores que encabeza, el canciller Marcelo Ebrard, uno de sus aliados políticos.

A través de su trabajo, Rosa Icela ha construido una red de apoyos políticos y sociales, especialmente en la capital del país, y al interior de diferentes partidos políticos. Es alguien que ha logrado el respeto de sus colaboradores, y sus adversarios la consideran intocable, por mantenerse entre los círculos más cercanos al Presidente, pero especialmente porque ella tiene acceso directo a él y le cree.

Rodríguez Velázquez, se pronunció sobre su designación cinco días después del anuncio. A través de un par de publicaciones desde su cuenta de Twitter, en las que agradeció al Presidente su nominación, e informó que se incorporaría a sus labores como titular de la Secretaría en cuanto recibiera su alta médica por la Covid-19.

“He seguido con interés los comentarios y consejos vertidos en medios de comunicación y redes sociales. No duden en que empeñaré todos los esfuerzos para trabajar por la gente. Gracias que me permiten servirles”, tuiteó la funcionaria quien en los últimos ocho días se ha mantenido activa en redes sociales retuiteando mensajes de la Jefa de Gobierno y del presidente de la República.

Un militar cercano al tema de seguridad comentó, al conocer del nombramiento de Rosa Icela Vázquez, que su trabajo será “realmente fortificar” lo que su antecesor, Alfonso Durazo, no pudo “siquiera operar”.