La toxicidad, acumulativa y hasta hereditaria

30 de Junio de 2025

La toxicidad, acumulativa y hasta hereditaria

Los efectos nocivos de algunas sustancias pueden tener impactos compuestos en las siguientes generaciones e ir más allá de sus primeras afectaciones

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Ahora resulta que las sustancias tóxicas pueden producir más afectaciones a la salud de las que reconocemos, pues, de acuerdo con un estudio que se publica hoy, la exposición a múltiples tóxicos diferentes puede, a lo largo de generaciones, no sólo causar serios problemas de salud sino que estos se van amplificando.

En el estudio, una primera generación de ratas preñadas fue expuesta a un fungicida común; su progenie, a combustible para aviones, y la siguiente generación al DDT... Para cuando se alcanzó la quinta generación de estas ratas, a pesar de que ésta no fue expuesta a ningún tóxico, la incidencia de obesidad, enfermedades renales y prostáticas creció hasta en un 70%, en comparación con una línea de ratas que no tuvieron un historial de exposición.

La investigación, cuyo reporte se publica en la revista Environmental Epigenetics, también encontró que, en esta quinta generación, los factores epigenéticos, es decir aquellos que no alteran la información contenida en los genes pero sí su expresión, estaban profundamente alterados.

“Analizamos exposiciones de múltiples generaciones porque este tipo de cosas suceden de manera rutinaria, y las investigaciones anteriores solo han analizado exposiciones únicas”, dice Michael Skinner, en una nota de la revista de la Universidad Estatal de Washington.

“Descubrimos que si varias generaciones reciben diferentes exposiciones, eventualmente se produce una amplificación o un efecto compuesto en algunas enfermedades”.

Michael Skinner, Universidad Estatal de Washington.

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Otras afectaciones

En algunas de las enfermedades, en particular las asociadas con los ovarios y los testículos, no se presentó lo que pareciera ser el efecto acumulativo, ya que la incidencia aumentó en la primera generación, pero pareció estabilizarse con las exposiciones generacionales adicionales.

Por otra parte, en las enfermedades que sí se vieron las acumulaciones, éstas no fueron el resultado de procesos hereditarios graduales, sino que la exposición a las sustancias tóxicas cambiaba drásticamente toda la epigenética de cada generación.

“En otras palabras, cada vez que cada generación tenía una nueva exposición, parecía reprogramar todo el epigenoma”, explica Skinner.

Aunque no se puede asumir que este fenómeno observado en ratas suceda exactamente igual en generaciones humanas, tampoco es probable que sea muy distinto, así que entre nosotros las sustancias tóxicas seguro tienen un impacto compuesto en nietos y bisnietos. Conocer estos posibles impactos puede ayudar a las personas y a los médicos a abordar enfermedades potenciales antes de que se desarrollen, afirmó Skinner.

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