MACIEL, Spotlight (III)

7 de Septiembre de 2025

Salvador Guerrero Chiprés

MACIEL, Spotlight (III)

SALVADOR GUERRERO

Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo, fue un creativo y afortunado propagandista. Enumero algunos de los elementos en el contexto de la entrega del Oscar a la mejor película a nada menos que Spotlight o Primera Plana, como se le quiso nombrar en español, la cual detalla espléndidamente el trabajo periodístico ante los abusos de otros sacerdotes y jerarcas católicos en un reportaje ampliado en 2001 por The Boston Globe y que la propia cinta reconoce pudo haberse realizado antes, dados los indicios conocidos previamente.

La denuncia publicada en La Jornada en 1997, respecto de Marcial Maciel, la primera en Iberoamérica hasta esa fecha, entre el 14 de y el 17 de abril de ese año, establecía la conexión con la responsabilidad de encubrimiento de El Vaticano en un minucioso y efectivo proceso iniciado en 1957 y que todavía en 2016 no ha sido desmontado del todo pese a la reestructura a la que los Legionarios de Cristo han sido obligados por intermediación tardía de Benedicto XVI, acelerada por la desaparición física de Maciel en 2008 e intentada con débil empeño por el Papa Francisco.

¿Por qué creativo y afortunado propagandista?

Apenas convencido de la determinación de un plan de vida propio en el cual alimentaría su incontrolable inclinación hacia los menores del mismo sexo y ya en la construcción y consolidación inicial de los Legionarios de Cristo, Maciel supo crear la imagen de que su rechazo a las ofertas íntimas de algunas de las damas jóvenes y algunas que no lo eran tanto de la elite conservadora de los años 40 y 50 se debía a su compromiso con el celibato. Ello le ganó una propaganda de creciente confiabilidad entre su audiencia objetivo la cual incluía a los maridos y padres de aquellas.

En esas décadas fundamentales para el despegue de los LC, Maciel pudo convertir su ignorancia de la cultura cristiana, en la vertiente del catolicismo conservador que comenzó a encabezar, por ejemplo, su desconocimiento de los textos fundamentales, de la ética básica del sacerdocio, de la ausencia cotidiana de integridad o por detalle, su inhabilidad para presentar completa en latín una misa, en presunción de cercanía ante quienes presumió un par de expresiones en aquella lengua y en el francés de donde comenzó a ser exitoso en ser llamado mon pere. Mientras tanto, la misa era presentada, cuando era ocasionalmente integra, en español.

La ignorancia como cercanía.

El actual vocero de la congregación, Benjamín Canales, por fortuna para los LC no exhibe esa increíble ignorancia. La necesidad de Maciel de encontrar solaz en los distanciamientos y viajes que se inventaba a modo de encontrar la satisfacción pederasta todavía increíble aun en 1997 en México por una opinión pública concentradamente conservadora, fue presentada ante sus seguidores, los que los financiaban y todos aquellos que no estaban en su intenso grupo más íntimo, como parte del peregrinar indispensable para consolidar a la congregación. En esos viajes, además del abuso de los menores destacó su consumo de derivados de la morfina a los que acudió innumerables ocasiones. El desahogo de sus inclinaciones presentadas como peregrinaje internacional por “la obra”.

La habilidad para hacer propaganda en sentido contrario a su naturaleza tuvo un episodio posterior en la estrategia que desarrolló Maciel para presentar como debilidad de un presunto clérigo heterosexual, como llegó a presentarse ante sus íntimos no denunciantes en los años 90, al establecimiento de algunos hogares en que vivió “en familia”. Como otros sacerdotes desde el siglo XVI que se sostienen en el doble discurso del celibato y un hogar cuyos hijos son presentados como “sobrinos” o “ahijados”. En el caso de Maciel la estrategia fue presentarse como uno más “de entre ellos” y no como un pederasta. La violación del celibato la presentó como heterosexualidad aplicada en práctica tolerable.

Si hay existencia después de la muerte como él dijo haber creído, fue un suertudo también cuando el Papa Francisco envió un mensaje a los Legionarios de perdón en 2015 y su vocero en México, Javier Bravo, aseguró que la indulgencia plenaria no era para Maciel y sus prácticas adictivas, ambas, las sexuales y las de consumo de drogas, sino para el conjunto de los integrantes de la LC.