Agua ‘as a service’, el modelo disruptor de bebbia

20 de Octubre de 2025

Alejandra Cerecedo
Alejandra Cerecedo

Agua ‘as a service’, el modelo disruptor de bebbia

Alejandra Cerecedo -

En México, pocas escenas son tan comunes como la de un repartidor empujando un diablito cargado de garrafones, o la de una familia que, entre quejas, sube los recipientes de 20 litros hasta el cuarto piso de un edificio sin elevador. Por años, este ritual se asumió como parte inevitable de la vida urbana: el precio de la desconfianza hacia el agua de la llave y la falta de infraestructura capaz de garantizar su potabilidad.

Para transformar esa práctica, bebbia, marca del Grupo Rotoplas, que comanda Carlos Rojas Aboumrad, propuso un modelo diferente: llevar el agua purificada directamente al punto de consumo. La idea ha crecido en apenas cinco años hasta convertir a la empresa en uno de los principales actores del sector, con un modelo que combina tecnología, mantenimiento y responsabilidad ambiental.

En conversación con Rubén García Falconi, director de Growth B2C de bebbia, subraya que el futuro del agua potable en México no depende de comercializar dispositivos aislados, sino de diseñar un servicio completo para el usuario que ofrezca una experiencia integral.

Desde su perspectiva, esta división que lleva Guillermo Aguado, no vende purificadores, sino tranquilidad: el cliente paga una suscripción mensual que asegura instalación, mantenimiento, reemplazo de filtros y soporte técnico. Todo lo que en el esquema tradicional recae en el usuario, aquí se resuelve bajo un modelo que él mismo compara con las plataformas de streaming. El resultado es lo que llama agua “as a service”, una fórmula que ha encontrado eco en más de 150 mil hogares en todo el país.

García Falconi describe esta industria como un espacio noble, porque toca de manera directa un derecho esencial: la posibilidad de beber agua segura. La apuesta de bebbia se sostiene en una promesa sencilla pero poderosa, ofrecer agua lista para consumo humano en cualquier momento del día.

Y detrás de este compromiso hay un ecosistema que se activa de manera invisible para el usuario: filtros de polipropileno capaces de retener sedimentos y microplásticos, membranas de ósmosis inversa que eliminan hasta el 99% de virus, bacterias y metales pesados, y una red de técnicos que se encarga de que cada sistema funcione con los estándares de Cofepris y la ANCE.

El modelo también rompe con la lógica de un mercado acostumbrado a operar bajo esquemas de distribución física y, en muchos casos, informales. Frente al garrafón de origen dudoso o las rellenadoras de esquina sin control sanitario, bebbia ofrece trazabilidad, respaldo institucional y la certidumbre de un servicio estandarizado.

Desde la península de Yucatán hasta el norte de México, la variabilidad en minerales y densidad del agua representa un reto técnico que la empresa ha sabido resolver con la incorporación de tecnología.

El diferencial, enfatiza Rubén García Falconi, no está en vender un dispositivo que el cliente debe gestionar por sí mismo, sino en ofrecer una solución que se adapta a cada hogar y zona, desde la instalación hasta el seguimiento digital de su desempeño.

Aduanas modernas

En un país donde cada minuto cruzan miles de toneladas de mercancías por las fronteras, las aduanas son algo más que ventanillas burocráticas, son el corazón del comercio exterior. Por eso no sorprende que la Confederación de Asociaciones de Agentes Aduanales de la República Mexicana (CAAAREM), que preside José Ignacio Zaragoza Ambrosi, haya levantado la mano para respaldar la anunciada reforma a la Ley Aduanera que recién anunció Ernestina Godoy próximo periodo ordinario de sesiones. Fundada en 1938, la CAAAREM reúne a los especialistas que han sido testigos de los cambios en la dinámica internacional. Su respaldo es también un llamado a que la reforma no se limite a actualizar artículos legales, sino a transformar los procesos que aún lastran la agilidad del comercio. En tiempos en que las cadenas globales de suministro se reconfiguran, México no puede darse el lujo de tener aduanas lentas ni reglas ambiguas.