México, ciudad

28 de Abril de 2024

Diana Loyola

México, ciudad

mexico123

EJECENTRAL

Estoy frente a una ventana prestada en un sexto piso, cruzando la calle hay un parque en donde veo a tres niños jugar futbol junto a los columpios vacíos, traen todavía el uniforme de la escuela, sucio de polvo y tierra; en uno de los subeybajas un par de niñas batallan porque una de ellas es visiblemente más pesada que la otra, así que la más ligera nunca toca el piso; el tobogán es un habitante del mundo del revés, los niños suben por él y bajan por las escaleras, el que haga lo contrario corre el riesgo de atropellar a los que remontan; el pasamanos hace que el niño que lo usa descubra que es perseverante, se ha caído un montón de veces y no ha dejado de intentar pasar de un extremo a otro… Es una tarde nublada, fría y sin embargo hermosa.

Desde aquí veo también un horizonte lleno de edificios abrazados por la niebla y una torre inmensa en plena construcción en cuyo tope una enorme grúa alza su brazo para tocar el cielo, me asombra pensar en que una vez terminada, estará ocupada de la planta baja a la cima. Me doy cuenta de la dimensión de esta ciudad, que se extiende en todo el valle y más allá, invadiendo los cerros que lo delimitan (como líquido espeso que no deja de avanzar), y ahora acaricia el firmamento con sus dedos de metal, vidrio y concreto. La abrazo con la mirada, los niños siguen jugando y la noche amenaza con caer.

La calle comienza a llenarse de autos, un vaivén tan agitado que me hace pensar que todos llevan prisa, cada vehículo llevando personas y con ellas sus historias. Todos haciendo un mismo tráfico. Somos un ente, una misma cosa, una ciudad que se mueve orgánica, que crece sin límites sobre suelos movedizos. Somos agua escondida, acanalada, todos los ríos entubados, cubiertos por concreto. La falta de lluvia de las últimas semanas hace que la imagen que se despliega ante mí, sea la de una rosa polvorienta; bonita, entrincada y sucia.

De repente me doy cuenta del arraigo que siento, de la pertenencia que me da el amor por esta tierra, por lo que de ella conozco y en ella descubro, porque nunca ha dejado de asombrarme. La ciudad ha crecido y yo con ella, no me peleo, me siento agradecida de sentirme parte de su sangre, de sus venas, de su todo.

Porque yo amo México, con su caos, con sus distancias inauditas, sus millones de autos, su aire irrespirable, con su cielo sin estrellas, sus niños en los parques, su eterno devenir, su modernidad atolondrada y su comida mestiza, maravillosa. Yo elijo estar bien aquí, porque hoy sé que vivo aquí por elección, porque la magia de esta ciudad me tiene cautivada, porque aquello que me da piso y ancla mi corazón vive aquí también.

Quejas puede haber todas, desde sus políticos hasta sus baches, sin embargo escojo, por todos los momentos que me es posible, vivirla desde el bienestar, viendo lo que sí hay y haciendo a diario algo en su favor.

¡Hasta la próxima!

@didiloyola