México, el riesgo de no evaluarse; tres preguntas

19 de Abril de 2024

México, el riesgo de no evaluarse; tres preguntas

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Con la posible salida de México de la prueba PISA, pareciera que las autoridades quieren evitar fuentes de información sobre el sistema educativo

¿Le interesa al gobierno mexicano tener evaluaciones externas?

La incertidumbre se ha generado por la poco articulada reacción del gobierno mexicano ante las dudas respecto de nuestra participación en la prueba de PISA que, programada para 2021, se efectuará en 2022. La sospecha al respecto, presentada por Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) generó una reacción de investigadores, docentes, expertos y organizaciones no gubernamentales; así como una petición para mantenernos en PISA en change.org (que ya supera 15 mil firmas). Pronto el Presidente, la SEP y MejorEdu salieron de manera poco articulada a confirmar que México participará en PISA. No tenían claro en qué iba el proceso ni dónde está el dinero para hacerlo, pero iban a arreglarlo.

La duda también es alimentada porque nuestro país, en el último momento, decidió no participar en el Estudio Regional de la Calidad de la Educación (ERCE) que la UNESCO organizó para 2019 entre países de América Latina. Ello, no obstante, que éramos país coorganizador de la prueba.

›¿Lo hacemos porque el lopezobradorismo considera a la evaluación internacional como un ejercicio neoliberal, por falta de recursos o por eliminar fuentes de información que el gobierno no puede controlar? Las primeras dos alternativas parecen no tener sustento: en PISA o ERCE participan países desarrollados y también otros como Bolivia, Honduras, Nicaragua, Vietnam y hasta Cuba. Estas evaluaciones no son sólo para ricos ni para neoliberales.

Pareciera entonces que se quieren evitar fuentes de información independientes. De no participar en PISA, seríamos los únicos de América Latina que quedaríamos fuera de las evaluaciones internacionales, junto con Haití y Venezuela.

Esta hipótesis se fortalece al considerar que se eliminó la institución autónoma que efectuaba evaluación educativa en el país, el Instituto Nacional para la Evaluación Educativa (INEE), y que sus atribuciones en este tema fueron transferidas a una comisión que depende del Ejecutivo (MejorEdu). Si el propio Ejecutivo es responsable de la calidad de la educación y de su evaluación, tenemos entonces un conflicto de interés como el que había cuando la SEP aplicaba la prueba ENLACE: en ese periodo, los resultados de cada año siempre fueron iguales o mejores que los del anterior. Ello contrastaba con los resultados en PISA que, en el caso de Lenguaje, han señalado un estancamiento de México desde el año 2000. La falta de mejora también se reflejó en la prueba PLANEA que el INEE aplicó entre 2015 y 2018.

¿Para qué participar en una evaluación extranjera que no se diseñó pensando en México?

PISA mide la habilidad de estudiantes de 15 años para utilizar sus conocimientos de lectura, matemáticas y ciencias en la solución de retos del mundo real. Para esta prueba no es relevante saber si los estudiantes han dominado los contenidos curriculares de su país, sino medir la obtención de conocimientos y habilidades útiles para la vida profesional y personal. Un elemento esencial de la riqueza de este ejercicio es la comparación de nuestro sistema educativo (PISA no evalúa alumnos o escuelas, sino sistemas educativos) con los de países que compiten con México en el mundo laboral.

La evaluación está en permanente evolución. Su órgano de dirección, el PISA Governing Board (PGB) es un grupo en el que ocurre un debate fundamentado, pero continuo y directo. En 2022, PISA tendrá énfasis en Matemáticas e incluirá, por primera vez, una sección sobre Pensamiento creativo. Así mismo, hasta 2019 México había aceptado participar en un estudio que mediría el bienestar de maestros, con un enfoque que incluye temas salariales, sus condiciones de trabajo, salud personal y calidad de vida, entre otros elementos.

Mi principal crítica a PISA es simple: debe lograr que en más países esa evaluación se traduzca en una mejora en términos de calidad y equidad educativas. Y para ello es necesario, entre otras cosas, repensar la manera en la que se difunden sus resultados. Ahora una persona requiere de conocimientos cuantitativos elevados para entenderlos, lo que limita su comprensión y aprovechamiento. Multiplicar los medios de difusión, agrupar la información de acuerdo con los intereses de diferentes públicos (escuelas, autoridades locales, funcionarios nacionales) y acercar el lenguaje para ser accesible a cada uno de ellos, permitirá aprovechar mejor toda la riqueza que se esconde en los varios volúmenes que se publican cada tres años.

Esta crítica la llevé al PGB en mi condición de representante de México en PISA entre 2018 y 2019. Lejos de incomodar, la reacción de dicho órgano consistió en elegirme para ser parte del Grupo de Desarrollo Estratégico de la prueba, en el que siete u ocho especialistas de todo el mundo aportan elementos para orientar el futuro de esta evaluación. Ahí percibí apertura en la mejora y conciencia de las limitaciones, retos y oportunidades del ejercicio. PISA no es una evaluación extranjera; es una evaluación internacional para un mundo del que somos parte.

¿Sirve de algo la participación en una evaluación que siempre nos dice lo mismo?

PISA es una herramienta diagnóstica de enorme riqueza que nos negamos a utilizar adecuadamente. Además de contar con un elemento de contraste con las evaluaciones a cargo del gobierno, México ha recibido muy buenas noticias que no hemos sabido reconocer ni asimilar. Cito tres buenas noticias: haber sido el país de la OCDE con mayor avance en Matemáticas entre 2003 y 2012; contar en 2015 y 2018 con los jóvenes más satisfechos con sus vidas (felices, pues) de entre los países de esta organización; y lograr en 2015 que nuestras escuelas públicas alcanzaran mejores resultados que las privadas al comparar alumnos del mismo nivel socioeconómico. Ninguno de estos logros es menor ni trivial; llegaron escondidos en un mar de información del que nos gusta resaltar lo negativo.

Mientras otros países aprovechan resultados malos y buenos para orientar esfuerzos de reforma, nos empeñamos en ignorar lo útil y en descalificar el ejercicio. PISA ayudará en la medida en que mejore nuestra comprensión y actitud hacia ella.

Tiempos extra

Dicen que la SEP ordenará pasar a todos. Se trata de un rumor sin fundamento, ¿verdad?