A Trumpicones

23 de Abril de 2024

Gabriela Sotomayor

A Trumpicones

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Donald Trump ha navegado la pandemia cometiendo un error tras otro, tocándola de oído, subestimando la gravedad de la enfermedad que causa el Covid-19, culpando a quien puede por sus errores, su ceguera, egocentrismo y sobre todo, por su profunda ignorancia.

Trump es muy hábil en las artes populistas, en hacer campaña y en ganar votos, pero en cuanto le llega una verdadera crisis y tiene que mostrar su capacidad para gobernar, la Casa Blanca le queda muy grande.

Y los estadounidenses, incluyendo sus electores, cuando se trata de su salud o de perder a un ser querido porque no hubo respirador, se dan cuenta de las tremendas limitaciones de su líder para enfrentar esta guerra en su propia casa, cuestión que ya ni Fox News puede ocultar.

¿Qué se puede esperar de un acosador empedernido y de alguien que jamás ha tenido que ganarse un dólar porque todo lo heredó? Arrogancia.

La primera llamada le llegó a Trump en un memo de Peter Navarro, su asesor comercial, el 29 de enero pasado, fecha en que Europa era devastada por el virus, cita el New York Times.

“La falta de protección inmunológica o una cura o vacuna existente dejaría a los estadounidenses indefensos en el caso de un brote de coronavirus a gran escala en suelo estadounidense, lo que pondrá en peligro la vida de millones de estadounidenses”, advirtió Navarro.

“El riesgo de un escenario de pandemia en el peor de los casos no debe pasarse por alto” agregó Navarro, dada la información proveniente de China.

En un segundo memo que Navarro escribió el 23 de febrero, alertó sobre una “probabilidad creciente de una pandemia que podría infectar hasta 100 millones de estadounidenses, con una pérdida de vidas de hasta 1.2 millones de almas”.

En ese momento Trump seguía minimizando la amenaza del virus y al parecer el líder de la gran potencia mundial no lo leyó.

Por otra parte, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, aseguraron que habían desarrollado un modelo de diagnóstico que se implementaría rápidamente cuando pegara el coronavirus, pero para el colmo de males los kits estaban defectuosos.

Es así como el vecino país del Norte perdió un mes invaluable y pasó a ser el epicentro del brote, pues desde fines de enero y principios de marzo no se realizaron pruebas a gran escala de personas que podrían haber sido infectadas, además de fallas técnicas, obstáculos regulatorios, burocracias comerciales y, sumado a ello, por la falta de liderazgo en múltiples niveles, especialmente del Presidente.

Trump, hundido en su soberbia y en su propia miseria culpa a los demás de sus errores y ahora amenaza con cortar su aporte económico a la Organización Mundial de la Salud (OMS), organismo encargado de coordinar la respuesta a la pandemia.

“Por alguna razón, (la OMS) está financiada mayormente por Estados Unidos y sin embargo se enfoca mucho en China. Revisaremos eso en profundidad. Afortunadamente, rechacé la recomendación de mantener abiertas nuestras fronteras con China. ¿Por qué dieron esa recomendación’’, criticó.

Sin duda, otra falta enorme de inteligencia, porque China no tardará en salir en defensa de la OMS y en ofrecerse para reparar los fondos en caso de que el magnate de cabello naranja y piel entintada cumpla sus amenazas.

Quizá Trump pasará a la historia de Estados Unidos como el presidente más negligente en cuyo mandato se perdieron más vidas de estadounidenses sin haber ido a la guerra ni por un ataque terrorista.

Trump agrede, vocifera, amenaza y ahora ataca de manera frontal a la OMS con su cuenta de Twitter que suele utilizar como arma de destrucción masiva.

En respuesta, el afable Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, pide “no politizar con el virus’’ y tuitea una sola palabra : “Compasión’’. Es muy probable que las pandemias puedan llegar a tumbar gobiernos ineptos.