“Yo no quiero otro desaparecido en mi familia”, fue una de las primeras frases que enmarcaron el inicio de “Antigrita”, protesta convocada por colectivas feministas que extendió sus participaciones hasta por más de tres horas en la que fue la sede de la CNDH en el Centro Histórico de la Ciudad de México.
Con un discurso sobre desapariciones en el país, colectivas se aglomeraron en torno a la Casa de Refugio, en exigencia de una respuesta de justicia.
“Si el presidente de la República está enojado porque le rayaron un cuadro, yo no vengo a rayar ese cuadro, yo vengo a quemar ese cuadro, porque mi hijo vale más que ese pinche cuadro”, se gritó desde uno de los balcones del refugio.
Mujeres de distintas colectivas reclamaron la inacción del Gobierno frente a la desaparición y asesinato de mujeres.
Yessenia Zamudio, una de las primeras ocupantes de la sede de la CNDH reprochó que el Gobierno Federal insiste en que no pasa nada: “Grito porque parece que nadie entiende. ¡Cómo no voy a estar emputada!”, dijo.
Los colectivas señalaron que como feministas han respondido desde el arte y desde el amor, y es justamente esto último lo que las llevó a tomar la sede de la CNDH.
Señalaron que ese espacio representa los Derechos Humanos, y la toma es precisamente porque no hay Derechos Humanos para las mujeres en México. “No hay instituciones que están resguardando, respaldando o atendiendo a las mujeres que vivimos víctimas de la violencia”.
“La patria no nos representa, queremos una matria que nos acompañe y que nos abrace, una matria feminista que forme porte de todas y cada una de las expresiones que tenemos de ser feministas, porque no hay un feminismo hegemónico, porque no existe un feminismómetro para medir hasta dónde y quién sí lo es y quién no”.
La colectiva Manada Periferia denunció que han sido parte de persecuciones y hostigamiento tras la toma de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México (CODHEM) el jueves pasado. CJG
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