Del billete al plástico: Qué lugar ocupa el comercio electrónico en la transición digital en México

26 de Agosto de 2025

Del billete al plástico: Qué lugar ocupa el comercio electrónico en la transición digital en México

Datos del Banco de México muestran un avance paulatino hacia los medios electrónicos de pago. En ese traspaso, el comercio de bienes y servicios a través de internet juega un papel fundamental.

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persona realizando una compra en línea.

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Foto: Especial

persona realizando una compra en línea.
Foto: Especial

Aunque el efectivo sigue siendo dominante, los datos del Banco de México muestran un avance paulatino hacia los medios electrónicos de pago. En ese traspaso, el comercio de bienes y servicios a través de internet, un sector que crece a dos dígitos por año, juega un papel fundamental.

El e-commerce está forzando a que cada vez más mexicanos elijan medios bancarizados y tarjetas para hacer transacciones.

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El comercio electrónico como motor de la digitalización

El eje de la transición es el comercio electrónico, sector que en 2024 alcanzó un valor de 789.700 millones de pesos. El dato recogido por la Asociación Mexicana de Venta Online (AMVO) equivale a un 20% más que el año anterior y coloca a México en el top 15 mundial en ventas minoristas en línea.

A lo anterior se suma que la penetración digital del 84% se posiciona por arriba del promedio mundial (60%) superando incluso a mercados emergentes como India. Eso implica que incluso sectores no bancarizados, que utilizan cadenas comerciales para hacer el pago en efectivo, accedieron a bienes, servicios y entretenimiento.

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Mujeres haciendo transacciones en línea. / Foto especial: Ideogram

Los sitios de compra se adaptan al compás que marca el mercado. Por ejemplo, los casinos online ofrecen bonos sin depósito, como los disponibles en bonusfinder.com/mx, como un “gancho” para que los jugadores puedan experimentar con los juegos antes de decidir sobre un método de pago conveniente.

El teléfono móvil en el centro de la escenaEl consumidor mexicano que compra a través de internet tiene un perfil heterogéneo, con algunas particularidades. Sin embargo, generalizar es difícil ya que en 2024, más de 67 millones de personas compraron en línea, con un promedio de edad de 37 años y una distribución 50-50 entre hombres y mujeres.

Otra de las tendencias descubierta por el estudio es que el 69% de las compras en el mismo período se hicieron a través del celular.

El Banco de México midió la resistencia del efectivo

De todo lo anterior se desprende que el comercio electrónico es yna excusa frecuente para bancarizarse entre los mexicanos. Sin embargo, estudios del Banco de México muestran que el efectivo resiste con aguante y, de hecho, su resiliencia está medida.

En 2023, el año de la encuesta hecha por la institución, el 90% de la población todavía utilizaba efectivo en sus gastos diarios, una cifra que testifica sobre la persistencia de este medio de pago inventado hace miles de años.

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El dato alarmante es que sólo el 16% de los mexicanos usa tarjeta de débito, el 4% tarjeta de crédito y el 2% transferencias electrónicas en sistemas como el SPEI. Esto implica que el acceso al crédito en México es muy limitado.

El efectivo todavía es percibido como un medio práctico y rápido, en particular dentro de sectores con baja bancarización. A lo anterior se suma que el 31% de los mexicanos guarda dinero en efectivo fuera del sistema financiero.

Indicadores del cambio

Tras la pandemia, el uso de la tarjeta de débito pasó de 16% a 27% y el de la tarjeta de crédito de 5% a 7%, lo cual da indicios sobre la dirección de la tendencia hacia la diversificación progresiva de los medios de pago.

Además, las transferencias electrónicas mediante SPEI se triplicaron. Es decir que aunque el efectivo todavía ejerce su dominio, el salto hacia lo digital empieza a consolidarse.

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Mujer comprando en línea. / Foto especial: Ideogram

Entre la desconfianza y la identidad cultural del efectivo

A pesar de la expansión del comercio en línea, el estudio cualitativo del Banco de México muestra que el efectivo no es solo un medio de pago, sino también una cuestión enraizada en la cultura de México.

Además de las implicancias en la economía, los billetes de la familia G, que contienen figuras históricas y elementos naturales como el ajolote o la mariposa monarca, dan un sentido de pertenencia y orgullo a la población.

Sin embargo, persisten algunos problemas vinculados a este método, por ejemplo el 8% reportó haber recibido billetes falsos en los tres meses posteriores al estudio, y muchos entrevistados en grupos focales reconocieron que algunas denominaciones, como el billete de $1.000, son poco aceptadas debido al temor al fraude.

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Un reto de inclusión financieraA todo lo anterior se suma que hay grupos que van a distintas velocidades en lo que se refiere al cambio digital en las distintas regiones de México. Los sectores rurales, las personas mayores y los hogares de bajos ingresos son quienes más dificultades tendrían si desapareciera el efectivo.

Para ellos, el efectivo va más allá del hábito y es una necesidad ante la falta de infraestructura tecnológica o acceso a internet confiable.

Es decir que aunque la evidencia sugiere que México avanza hacia un modelo híbrido en el que el efectivo y los pagos electrónicos convivirán durante años.

Mientras el país recorre el camino hacia la diversificación de los medios de pago que permiten a la población acceder a mejores opciones de financiación y ahorro, el efectivo todavía persiste.

El reto es conjunto, no depende solamente de las costumbres de las personas, sino que tanto los comercios, el Gobierno y las instituciones financieras deben tirar del carro para producir el cambio.