“No se puede escapar de la responsabilidad del mañana evadiéndola hoy”.
Abraham Lincoln
¿Si no podemos saber con certeza qué es lo que sucederá en el medio ambiente, de qué forma podemos ayudarnos a enfrentarlo? Esta significativa pregunta la planteé el mes pasado en este mismo espacio con la finalidad de hacer consciencia sobre la importancia de aprender a reaccionar a los cambios; sin embargo, hoy quisiera enfocarme en otro punto: ¿Qué hemos hecho o dejado de hacer como sociedad?
Considero que no sólo para un servidor, sino para un amplio porcentaje de la población, el cambio climático es un problema real y preocupante al que, día con día lo vemos, si no dedicamos la atención necesaria se tornará mucho más serio y preocupante.
Es innegable que aún queda un largo trayecto por recorrer, que a pesar de los esfuerzos por parte de instituciones públicas y privadas todavía la educación y cultura con respecto al procesamiento de los residuos y la basura no ha llegado ni siquiera a niveles aceptables y lamentablemente tal pareciera que es mucho más fácil señalar los errores de los organismos y alejarnos casi por completo de nuestra responsabilidad.
Y es que durante las últimas semanas las constantes lluvias han provocado encharcamientos, inundaciones, derrumbes, colapsos y en general un enorme caos en múltiples entidades del país, pero ¿realmente podríamos atribuir exclusivamente a la naturaleza los desastres? ¿No sería mucho más justo imputarnos también la culpa por la falta de normas, responsabilidad y compromiso hacia nuestro entorno?
Aunque parece difícil de creer nuestro escaso compromiso con el hábitat en el que nos desarrollamos ha hecho que nos encontremos en momentos críticos, y es que no podemos negar que una de las principales causas de las inundaciones es la deficiente infraestructura de alcantarillado público, pero a ello también hay que sumar la inconcebible cantidad de basura que arrojamos y los artículos que se han encontrado en el drenaje.
Bolsas de basura, sillones, refrigeradores, tazas de baño, colchones, muebles y hasta tinacos han sido detectados obstruyendo el flujo del agua, y a pesar de que se han creado campañas para hacer consciencia y se pide evitar tener prácticas que a la larga pongan en riesgo a la población pareciera que el mensaje cae en un pozo sin fondo como quizá se ha pensado que es el lugar donde arrojan los desechos.
Por supuesto que el mal manejo de residuos no se debe atribuir solamente a la población, también existen múltiples ayuntamientos que no procesan adecuadamente la basura o bien que no cuentan con servicios de recolección suficientes, ni áreas adecuadas como basureros.
Por otro lado, a lo anterior habrá que agregar la falta de inversión y verdadero compromiso que los gobiernos han dado hasta el momento a la infraestructura vial y alcantarillado, como ejemplo tenemos el colapso del túnel “El Tornillo” (el cual tardó 15 años en concluirse) en Oaxaca que implicó el cierre de la Autopista Mitla–Tehuantepec.
Desde 2012, año en que fue declaro su arranque por el Fondo Nacional de Infraestructura (Fonadin), no había registrado avances significativos; fue el pasado enero cuando se inauguró y cinco meses después la vialidad ha colapsado. Es cierto que la zona está considerada como de alta incidencia en deslaves, sin embargo, he aquí donde se cuestiona la calidad de los materiales, la ética de las personas involucradas en el proyecto y su propio diseño estructural.
Estamos a tiempo de detenernos a reevaluar nuestra forma de actuar, nuestra responsabilidad social e incluso nuestra adaptabilidad, porque el cambio climático y la naturaleza se encuentra haciéndonos un llamado; una solicitud urgente ha modificar la manera en la que hemos vivido hasta el momento, y aunque se ha hablado sobre el riesgo que ocupan los fenómenos meteorológicos en los próximos años todo parece indicar que aún no prevemos adecuadamente lo que esto puede implicar.
*Analista en temas de seguridad, política y educación.