El inicio de septiembre ha marcado una nueva etapa en la geopolítica mundial, comandada por la República Popular China y su líder Xi Jinping con dos actividades que refuerzan la posición de muchos países en contra de las políticas de Donald Trump.
La primera acción importante fue la reunión de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), celebrada en la ciudad de Tianjin el 31 de agosto. Esta organización, fundada hace un cuarto de siglo, tiene entre sus objetivos, además de la lucha contra el terrorismo, la cooperación económica.
Los principales países de la OCS son diez de pleno derecho, siendo China, Rusia, India, Pakistán, Irán y varias repúblicas asiáticas que formaban parte de la antigua Unión Soviética. En conjunto, hoy representan el 43% de la población y el 23% de la economía global.
Reunión tras reunión se han ido incorporando más Estados, como ahora que 14países asistieron como observadores denominados “socios de diálogo”; entre ellos, Turquía, Egipto, los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita.
Varios hechos hay que destacar como antecedentes de esa reunión. En primer lugar, el gravamen del 50% a las importaciones indias impuesto por el felón Trump como castigo por comprar petróleo ruso, lo cual ha acercado a la India a China, algo impensable hace pocos años. Otro hecho es que India y Pakistán se hayan sentado en la misma mesa, a pesar de sus permanentes conflictos territoriales.
Por último, aunque la OCS condenó la agresión israelí en Gaza, avaló la mentirosa e inaceptable versión rusa sobre la guerra en Ucrania, haciendo eco de las declaraciones del presidente Putin, quien afirmó: “Esta crisis no fue provocada por el ataque de Rusia a Ucrania, sino como resultado de un golpe de Estado en Ucrania apoyado y provocado por Occidente”.
El líder chino propuso, y fue aprobada, la “Iniciativa de Gobernanza Global”, basada -según han difundido los medios- en la igualdad soberana, el derecho internacional y la ejecución de acciones eficientes. También mencionó otro de sus grandes proyectos globales: la Iniciativa de la Franja y la Ruta que, según él, beneficia a todos los participantes.
El otro hecho destacado ocurrió inmediatamente, a mediados de la semana pasada, con ocasión del aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial y de la rendición de Japón en la segunda guerra sino-japonesa. A este evento asistieron 26 jefes de Estado, varios de los cuales participaron en la reunión de la OCS, pero también destacadamente el líder norcoreano Kim Jong-un.
El desfile, presidido por Xi Jinping, colocó a su lado al presidente ruso y al líder norcoreano, dejando en claro quiénes son sus principales aliados. La demostración de fuerza fue, como recientemente suele ocurrir con China, impresionante, exhibiendo incluso nuevas armas, entre ellas misiles hipersónicos intercontinentales.
En su discurso, Xi declaró que la humanidad enfrenta de nuevo una disyuntiva: paz o guerra, así de claro fue el líder chino. El mensaje, sin duda, estuvo dirigido a Trump, quien calificó la reunión de los tres líderes como una “conspiración”.
Son momentos difíciles para las relaciones internacionales, y por ello la manera en que nuestra Presidenta está manejando las relaciones con el vecino del norte está dando resultados. No todo lo que quisiéramos, debido al carácter irracional de Trump, pero al menos ha permitido contenerlo.
El gran éxito de Xi ha sido demostrar que es el líder capaz de contener a lo que denominan Occidente, hoy representado básicamente por Estados Unidos, ya que Europa se muestra disminuida y dividida.
Creo que este fortalecimiento de los países aliados a China debería llevar a un cambio en la política agresiva de Estados Unidos hacia el mundo. Como vemos, afortunadamente cada día crece en ese país la oposición a las barbaridades que se está cometiendo Trump.
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