La Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2025 volvió a demostrar su influencia casi mágica. Por una semana, la conversación pública abandonó la estridencia cotidiana para entregarse a los libros. Entre presentaciones multitudinarias, discusiones nocturnas, stands abarrotados y el cansancio luminoso de los escritores que firman ejemplares sin descanso, la FIL levantó otra vez esa ciudad paralela donde el ruido se ordena y el tiempo corre distinto. Hubo homenajes y lanzamientos urgentes. Y, sin embargo, al centro de todo el frenesí, estaba Joan Manuel Serrat. El mito ya no canta, pero al subir al estrado, con esa gravedad tranquila de quien ha visto dos siglos, la multitud se plegó en un silencio que sonaba distinto al ruido del país: era el silencio de la memoria.
Sus palabras funcionaron como una grieta temporal dentro de la Feria. Mientras en las pantallas del auditorio giraban imágenes y documentaban cada instante, Serrat dejó caer unas frases sencillas sobre el recuerdo de su juventud y su autoexilio. Y, como quien cruza una puerta en medio de la multitud, un portal llevó al auditorio hasta el Distrito Federal de los años 1975 – 1976, cuando México era otra cosa, en esos días Luis Spota publicaba Retrato Hablado y Carlos Fuentes Terra Nostra.
El joven Serrat caminaba sin prisa por las calles arboladas de la colonia Hipódromo Condesa. No era la colonia de hoy de cafés gourmet y urgencias inmobiliarias, sino un barrio habitacional y asiento de intelectuales: de casas y departamentos con libros apilados en los pasillos, teatros pequeños y discusiones eternas sobre la esperanza. Allí los Taibo —padres e hijos adolescentes— en la calle de Culiacán levantaron su casa que funcionó como refugio, biblioteca y embajada cultural para españoles que escapaban del último tramo del franquismo. En esas mesas domésticas, entre ceniceros retacados, se cruzaban acentos distintos para hablar de lo mismo: no repetir la Historia.
La casa de los Taibo ofrecía algo que ningún consulado podía garantizar: conversación, tiempo y libertad interior. Allí, en la sala de esa casa Serrat leía diarios mexicanos para entender el pulso de esta Nación que lo recibía y tocaba su guitarra. Escuchaba historias del exilio republicano, las comparaba con las cartas que llegaban desde Barcelona y traducía en su cuaderno la sensación de vivir entre dos tiempos. No venía a agitar banderas, sino a escapar de una censura que pretendía silenciar incluso el recuerdo. En México encontró algo que todavía nos define, aunque lo olvidemos: la palabra como forma de resistencia.
El Distrito Federal de entonces era un laboratorio de futuro. En los cafetines de Insurgentes se discutía filosofía, se ensayaban nuevos lenguajes literarios; en cines de barrio se proyectaban películas de directores perseguidos; en apartamentos minúsculos se organizaban tertulias que terminaban al amanecer.
Cincuenta años después, Serrat volvió, no al Distrito Federal --ahora Ciudad de México-- sino a Guadalajara, a participar en la Feria y a recibir un Doctorado Honoris Causa de la U de G. No necesitó cantar: bastaron unas palabras para recordar que la memoria no es una estatua, sino un umbral. Al escucharlo, no hablaba sólo un artista: hablaba el exilio. Pronunció una frase que atravesó medio siglo como relámpago. No era consigna ni nostalgia: era advertencia.
Porque el México que lo recibió en 1975 es un país que hoy discute su destino entre balas. La FIL de Guadalajara no es sólo una feria: es la prueba de que aún existe un territorio donde lo humano se defiende sin disparos, donde la conversación derriba fronteras más rápido que cualquier decreto. En cada pasillo, entre lectores que cargan montañas de libros, se adivina todavía la posibilidad de aquel refugio doméstico: un país hecho de páginas compartidas.
Ese joven Serrat que caminaba por la Condesa ya no existe. Pero su mensaje permanece: que el México que le abrió sus puertas no se rinda ante el México de la violencia; que la palabra no tiemble. El Serrat en plenitud exige: Que el México de los libros le gane al México de las armas.