México atraviesa una era digital en la que la ciberseguridad se ha convertido en un tema prioritario tanto para grandes corporaciones como para la ciudadanía. Según datos de CrowdStrike y Trellix, en el primer trimestre de 2025, América Latina —con México entre los países más atacados— experimentó un incremento del 15 al 45% en incidentes de ciberseguridad, principalmente ataques de ransomware, phishing dirigido y campañas avanzadas de malware.
Aunque los datos no siempre se desglosan país por país, informes de Check Point Research reflejan que América Latina registró un 53% más ciberataques interanuales en 2024, una tendencia que persiste este año. Tenable advierte además que muchas organizaciones siguen sin parchar vulnerabilidades críticas, lo que facilita el trabajo de grupos como LockBit o BlackCat.
Con la creciente digitalización de la vida cotidiana, los ciberdelincuentes están aprovechando el auge de la inteligencia artificial (IA) para escalar sus operaciones. Herramientas como generadores de deepfakes, bots autónomos y malware con capacidades de autoaprendizaje están siendo utilizadas con mayor frecuencia. Trellix, por ejemplo, reporta un aumento significativo en el uso de IA por parte de atacantes, incluyendo bots programados a través de canales como Telegram para ejecutar ataques automatizados.
Pero no solo los atacantes están recurriendo a la IA. De acuerdo con estudios recientes de Microsoft y Proofpoint, una parte creciente del sector empresarial mexicano está adoptando soluciones de ciberseguridad basadas en IA para identificar amenazas en tiempo real, proteger redes y tomar decisiones estratégicas con mayor precisión. Aun así, Infoblox alerta que la proliferación de herramientas de “shadow AI” —usos no autorizados de IA dentro de las empresas— representa un riesgo grave, ya que muchas veces se aplican sin supervisión del área de TI.
Sin embargo, la IA no es una solución mágica. Si bien su uso puede mejorar la capacidad de respuesta ante incidentes, también está generando nuevos vectores de ataque. Según Trend Micro, se ha observado una expansión alarmante en ataques de phishing hiperpersonalizados y en la creación de identidades falsas mediante IA generativa. La Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México (SSC-CDMX) ha advertido sobre aplicaciones que transforman fotografías en avatares digitales, facilitando posibles robos de identidad.
La situación se complica al observar el rezago en cultura de ciberseguridad. Solo uno de cada seis mexicanos mayores de 15 años ha recibido formación básica en seguridad digital. Esto convierte a los usuarios comunes en blancos fáciles. Además, menos del 30% de las PyMEs mexicanas —que conforman el 99.8% del tejido empresarial— cuentan con protocolos formales de ciberseguridad, mientras que el sector público destina menos del 5% de su presupuesto de TI a seguridad, según datos de Forcepoint y CyberArk.
Ante este panorama, el trabajo de empresas como Silent4Business, liderada por Layla Delgadillo, se vuelve crucial. Esta firma mexicana ha desarrollado un portafolio de soluciones que integran análisis predictivo, inteligencia de amenazas y automatización de respuesta. Las herramientas de Silent4Business permiten a sus clientes —incluyendo PyMEs y entidades gubernamentales— reducir en un 60% los tiempos de contención y anticipar posibles vectores de ataque, sin necesidad de rediseñar su infraestructura.
Esta accesibilidad ha sido clave para que organizaciones con recursos limitados puedan fortalecer su resiliencia operativa, especialmente en sectores críticos como salud, energía, transporte y educación.
A pesar de los avances tecnológicos y empresariales, el país aún enfrenta un vacío legal preocupante. México carece de una legislación robusta sobre el uso ético de la inteligencia artificial y la protección reforzada de los datos personales. Este marco legal es indispensable para garantizar que el uso de tecnologías emergentes no ponga en riesgo la privacidad ni los derechos digitales de los ciudadanos.
Alianza hídrica por Guerrero
En Guerrero, donde los huracanes “Otis” y “John” golpearon con fuerza, el acceso al agua se convirtió en una necesidad crítica. Como parte del proyecto “Recuperación temprana y resiliente de Acapulco, Guerrero”, el PNUD y la empresa Rotoplas, que lleva Carlos Rojas, instalarán 60 sistemas de captación de agua de lluvia (SCALL) en comunidades de Acapulco y Copala. Estas soluciones, con capacidades de hasta 10 mil litros, abastecerán espacios estratégicos como escuelas y centros comunitarios, donde suelen operar refugios temporales; además, incluirán capacitación técnica que asegure su funcionamiento. Sin duda, esta colaboración impulsa un modelo de respuesta sostenible ante el cambio climático y con ello, firmas como Rotoplas reafirman su rol como actor clave en el acceso y aprovechamiento eficiente del agua.