Cuando una mujer se anima a crear un emprendimiento, no solamente está tomando una decisión que puede cambiar el rumbo de su destino, que puede llevarla a la libertad de elección que anida en la autonomía económica; también está decidiendo sobre el impacto futuro que su negocio generará en su entorno como así también en la comunidad donde éste se desarrolle.
Si a esto sumamos que ella junto a otras mujeres que se encuentran en espacios de decisión, liderando equipos e impactando con su rol en la sociedad y el desarrollo económico, se encuentran en sitios donde pueden compartir y transformar esa energía en alianzas, desarrollo personal, vinculación, en fin, más mujeres haciendo negocios, el único resultado va a ser que cualquier barrera social o económica quede obsoleta, porque ya no se hablará de sesgos, limitaciones o techos, las conversaciones girarán en torno a las oportunidades para todas y las que vienen.
Cuando fundé “Mujeres que Inspiran”, mi propósito era crear un espacio de encuentro donde se formara e impulsara a las emprendedoras, quienes al igual que en mi caso, luego de la pandemia habían visto cómo sus negocios se diluían por la falta de previsión en temas tan importantes y urgentes como: finanzas, alianzas, previsibilidad, formalización impositiva entre otros.
Descubrí con gran asombro que a pesar de las capacitaciones que se impartían desde distintos sitios y organizaciones, esto no alcanzaba para que ese negocio escalara. Comencé a pensar en la gran empresa, con qué contaba, qué la hacía sostenible, como era su estructura financiera, de costos, comunicación, marketing, etc. Rápidamente me di cuenta que la diferencia entre una empresa y un emprendimiento es la estructura, los espacios donde se comienzan y crecen los negocios, el asesoramiento de los profesionales especializados, las rondas de negocios, la importancia del networking, la articulación público-privada, el rol de la comunicación, la inversión en publicidad del negocio, las distintas alternativas de financiamiento, y más, mucho más.
Frente a todas esas carencias en las que navega una emprendedora, el Foro mujeres que deciden, las Expos de emprendedoras, los desayunos de negocios con actores de grandes industrias, la interacción regional derribando barrera entre provincias, son algunos de los puentes que nuestra fundación ofrece a las mujeres que desean impulsar sus negocios y animarse a crecer.
También descubrí a lo largo del camino, la importancia de las alianzas estratégicas. Tan necesarias como cualquiera de las otras necesidades mencionadas. Caminar acompañado no solo alivia la carga y las responsabilidades, también nos hace aprender y sumar experiencias, contactos, capacidades que nos guían hacia un futuro de crecimiento y desarrollo virtuoso. Tal es así, que en nuestra joven trayectoria tuvimos el privilegio de coincidir en la realización del 3° Foro de Cuyo Mujeres que deciden, junto a Fundación Friedrich Naumann para la libertad, organización comprometida con el desarrollo social y económico de América latina y sus protagonistas. Con la solidez y el prestigio de una organización de esta envergadura, fuimos partners en este gran encuentro que reunió a más de 150 mujeres argentinas en una misma región para hablar de negocios, liderazgo, desarrollo económico en manos de mujeres.
Las mujeres vinculadas a los negocios, empresas, organizaciones, gobernanza, estamos tomando decisiones, que no solo transforman nuestra realidad, sino que transforman realidades comunitarias y generan oportunidades de empleo y libertad económica.
Mujeres que deciden, mujeres que inspiran para la construcción de un futuro más equitativo.
