Otro rostro de la pobreza

23 de Octubre de 2025

Luis M Cruz
Luis M Cruz

Otro rostro de la pobreza

luis m cruz

1.- Siempre será satisfactorio saber que 13 millones de mexicanas y mexicanos, el 10% de la población total del país, dejó la situación de pobreza, según informa la encuesta al respecto del INEGI, atribuible sobre todo al incremento del salario mínimo en los últimos seis años y la aplicación de políticas sociales de apoyo directo en el mismo periodo, siendo estas políticas eficaces dispersores de bienestar. Sin embargo, la pobreza suele ser una cuestión multifactorial y también es una realidad tangible y contrastable con el empleo y la calidad de vida. Si bien en una encuesta de INEGI, la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares (ENIGH), se dice que 13 millones de mexicanos salieron de la pobreza, en otra, en la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) se considera que 39.2% de los trabajadores viven con un salario mínimo o menos, trabajando más de 48 horas a la semana; es decir, se trabaja más, pero se produce y gana menos, lo que significa, en esencia, precarización laboral y menor calidad de vida.

2.- Más aún, la tasa de desempleo abierto medida en 2024 nos ubica bien en la clasificación de empleo de la OCDE, con sólo un 2.8% a nivel nacional, pero esta cifra, que pudiera considerarse mágica, no revela que es en el sector informal de la economía donde se desempeñan el 54.2% de los trabajadores mexicanos, lo que equivale a 30 millones de personas laborando en condiciones precarias.La narrativa entonces no debiera ser quién tiene cualquier tipo de empleo o algún nivel de ingreso, así sea el mínimo indispensable para sobrevivir, sino sobre quién tiene empleo digno, con ingresos suficientes para proveer a la familia en los cinco indicadores básicos de bienestar, según Amartya Sen: ingreso, salud, educación, vivienda y servicios básicos.

3.- La remuneración de los trabajadores requiere considerar el verdadero costo de la vida, pues el costo de los satisfactores básicos suele rebasar el salario mínimo. Además, el empleo debiera suceder en el sector formal de la economía, que es en donde se pagan los mejores salarios, con protección y seguridad social. Definitivamente, la pobreza laboral es otro rostro de la pobreza, pues 45.8 millones de mexicanos no cuentan con ingreso suficiente para satisfacer las necesidades de su familia, considerando cuatro personas, el cual es además erosionado por tasas de inflación y de intereses muy altas (en 4 y 7.75%, actualmente en México). La precarización es aún mayor si se toma en cuenta el diferencial campo/ciudad. En el medio rural, el nivel promedio de ingresos de la población informal es de 5 mil 257 pesos, frente a 10 mil 821 pesos en el medio urbano.

4.- La informalidad y la precarización laboral mueven, entonces, el mercado laboral. Esto no es bueno, pues se pierden miles de empleos en el sector formal en tiempos de aranceles e incertidumbre como los que estamos viviendo ahora, los cuales son reemplazados por otros miles en el sector informal. Según datos del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado, en el último año se generaron 1.2 millones de empleos en el sector informal de la economía, pero se disminuyeron 757 mil en el sector formal, con lo que la informalidad laboral se incrementó al 54.5% de la población económicamente activa.

5.- Salir de la pobreza en estas condiciones puede resultar ilusorio pues si sólo de recibir subsidios se trata, no habrá de ser sostenible. Para salir de la pobreza de una manera efectiva, se requieren apoyos, ciertamente orientados de manera deliberada hacia quienes menos tienen, pero también se requiere crecer y generar empleos en el sector formal de la economía, o de lo contrario, lo que se avance en un momento económico determinado podría perderse en otro, al carecerse de protección, seguridad social, ahorro y plan de vivienda, retiro y pensiones dignas. Y si, además, el PIB per cápita ha disminuido en estos años a unos 10 mil dólares, como también informa el INEGI, pareciera ser que distribuir sin crecimiento nos hace paulatinamente más pobres para que otros salgan de la pobreza.