Participar más allá de la boleta

16 de Diciembre de 2025

Cecilia Aída Hernández Cruz
Cecilia Aída Hernández Cruz
Consejera Electoral del Instituto Electoral de la Ciudad de México

Participar más allá de la boleta

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Cecilia Aída Hernández Cruz.

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EjeCentral

Cuando pensamos en participación ciudadana, casi siempre lo hacemos desde la jornada de votación. Ir, a las mesas receptoras de opinión, marcar una boleta o emitir un voto electrónico y regresar a casa con la sensación de haber cumplido. Pero en realidad, el ejercicio más profundo y transformador ocurre mucho antes y continúa mucho después.

Durante la primera quincena de 2026 se aprobarán las convocatorias para la consulta de Presupuesto Participativo 2026 y 2027, así como para la elección de las Comisiones de Participación Comunitaria, mejor conocidas como COPACO. Ambos procesos son pilares de la democracia en la ciudad y requieren algo más que una ciudadanía que solo se active en mayo, cuando se lleva a cabo la jornada electiva y consultiva. Requieren personas informadas, interesadas y dispuestas a involucrarse en todo el proceso.

La Ciudad de México se ha distinguido por ir un paso adelante en materia de derechos y mecanismos de participación. Tenemos una Constitución local de vanguardia, herramientas informáticas que no predominan en el resto del país y un modelo de democracia participativa que, bien aprovechado, puede mejorar de manera tangible nuestros barrios y colonias. Pero ninguna de esas herramientas funciona sin ciudadanía activa y vigilante, no solo de la autoridad electoral, sino también del uso y sentido de estos ejercicios.

Aprobadas las convocatorias, el proceso arranca con las asambleas de diagnóstico y deliberación, que son el primer gran momento de encuentro comunitario. Ahí, el ideal es que las vecinas y vecinos expliquen cuáles son las necesidades reales de su unidad territorial, de su barrio, de su espacio común. Para que estas asambleas cumplan su objetivo, es fundamental que la ciudadanía tenga claro qué sí y qué no se puede proponer.

Por ejemplo, temas como luminarias o bacheo forman parte de las obligaciones ordinarias de las alcaldías. Exigir que se atiendan esas necesidades es legítimo, pero debe hacerse por otras vías. El Presupuesto Participativo ofrece un margen distinto y muy amplio: proyectos culturales, talleres para niñas, niños y personas adultas mayores, rehabilitación de espacios comunitarios, mejoras a parques, actividades deportivas o acciones que fortalezcan la convivencia y el tejido social.

Después de las asambleas, se abre el periodo de registro de proyectos. En esta etapa es importante recordar que no solo pueden participar quienes viven físicamente en la colonia. Las personas en prisión preventiva, las residentes en otras entidades del país y en el extranjero también tienen derecho a proponer proyectos.

Más adelante, los órganos dictaminadores, integrados por personal de las alcaldías y por personas seleccionadas mediante un proceso a cargo del Instituto Electoral, analizan la viabilidad de los proyectos. Solo aquellos que cumplen con los criterios serán los viables para que puedan ser votados.

Paralelamente, está la elección de las COPACO, integradas por vecinas y vecinos que se convierten en el primer enlace con las alcaldías. Formar parte de estas comisiones permite dar seguimiento no solo al Presupuesto Participativo, sino a múltiples necesidades de la unidad territorial. Es una forma concreta de incidir y de vigilar que las mejoras prometidas se conviertan en realidades.

A todo esto se suma la figura de la observación, que permite a la ciudadanía dar seguimiento formal a todas las etapas del proceso. Además, habrá una jornada anticipada para personas en prisión preventiva, personas en estado de postración y sus cuidadoras primarias, así como para residentes en el extranjero y en otras entidades, a través del sistema electrónico por internet que el Instituto ha consolidado durante más de una década.

Las áreas de oportunidad existen. Los plazos son cortos y el reto informativo es enorme. Por eso, la difusión en calles, aulas, edificios, redes sociales y espacios comunitarios es clave. Una ciudadanía bien informada puede participar mejor, exigir con mayor claridad y proponer proyectos viables que realmente mejoren su entorno.

Participar más allá de la boleta implica entender cada etapa, asumir el papel que nos toca y usar nuestros derechos con responsabilidad. Al final, el objetivo es uno solo: mejorar nuestra comunidad y fortalecer una democracia que se construye todos los días, no solo en mayo.