¿Qué hace el Instituto Electoral de la Ciudad de México cuando no hay elecciones?

11 de Noviembre de 2025

Cecilia Aída Hernández Cruz
Cecilia Aída Hernández Cruz
Consejera Electoral del Instituto Electoral de la Ciudad de México

¿Qué hace el Instituto Electoral de la Ciudad de México cuando no hay elecciones?

Columna invitada_Redes

En agosto pasado, las y los habitantes de la Ciudad de México eligieron los proyectos del Presupuesto Participativo que se implementarán en sus unidades territoriales en 2025. Dos meses antes, en junio, se desarrolló un proceso inédito: por primera vez se realizaron elecciones para elegir a las autoridades del Poder Judicial local. A simple vista podría parecer que, después de estos procesos, el Instituto Electoral de la Ciudad de México entra en una etapa de descanso. Sin embargo, el trabajo del Instituto nunca se detiene.

Prácticamente todo el año hay actividades en marcha. En la Ciudad de México siempre existe algún proceso electoral o de participación ciudadana en curso, o bien, tareas de preparación para los siguientes. En enero de 2026, el Instituto iniciará un nuevo proceso para que las chilangas y los chilangos elijan a las personas que integrarán las Comisiones de Participación Comunitaria en cada unidad territorial. Al mismo tiempo, se definirá qué proyectos formarán parte del Presupuesto Participativo 2026 y 2027; sin embargo, la preparación de estos procesos comenzó desde hace algunos meses.

Otra de las tareas más relevantes que se está llevando a cabo en 2025 es la realización de asambleas con grupos de atención prioritaria. Se trata de espacios de diálogo donde se escucha directamente a quienes históricamente han tenido menor representación en la vida política. El objetivo es identificar mecanismos que permitan exigir a los partidos políticos una representación más justa e incluyente. Estas asambleas se desarrollan con pueblos y comunidades originarias, con personas afrodescendientes, integrantes de la diversidad sexual, jóvenes, personas adultas mayores y personas con discapacidad.

Escuchar sus voces no es un trámite: es una forma concreta de reconocer la pluralidad que habita la ciudad. Las conclusiones de estos encuentros se traducirán en lineamientos que los partidos políticos deberán cumplir al momento de postular candidaturas en el 2027.

Este último trimestre también será testigo de la destrucción de la documentación electoral utilizada en los procesos recientes. Una vez concluidas la elección del Poder Judicial y la consulta del Presupuesto Participativo, el Instituto realiza una depuración minuciosa del material. Antes de destruir las boletas, se seleccionan aquellas que servirán para un estudio del voto nulo, un análisis que permite identificar errores o confusiones involuntarias al momento de votar. Gracias a este ejercicio se pueden mejorar los diseños de las boletas y las campañas de educación cívica, para que cada voto emitido sea válido y cuente.

El proceso de destrucción de la documentación electoral se lleva a cabo con procedimientos estrictos: las boletas se pesan, se registran y finalmente se destruyen bajo supervisión, garantizando transparencia y seguridad. Este ciclo de cierre es una parte esencial del trabajo institucional, aunque pocas veces se conozca fuera del ámbito técnico.

Paralelamente, el Instituto mantiene activa su labor de educación cívica. Se diseñan campañas de comunicación para que la ciudadanía conozca los derechos que puede ejercer y los procesos en los que podrá participar el próximo año. También se fortalecen alianzas con escuelas, organizaciones sociales y comunidades, con el fin de promover la participación desde edades tempranas y en todos los espacios posibles.

En esta etapa del año también se define el presupuesto con el que se operarán los futuros procesos. Esto implica revisar cada gasto, prever recursos, planear capacitaciones y asegurar que todo esté listo cuando comience formalmente el siguiente proceso electoral o de participación. Nada se deja al azar: la democracia, además de voluntad, requiere organización, logística y mucha planeación.

Por eso, aunque no haya urnas en las calles, el trabajo electoral continúa. El Instituto no solo organiza elecciones; también escucha, analiza, planea, evalúa y mejora. Cada ciclo es una oportunidad para hacer más accesible la participación ciudadana y fortalecer la confianza en las instituciones.

La democracia se construye y se sostiene todos los días, con acciones visibles y silenciosas, con reuniones, revisiones, estudios y decisiones que buscan que cada persona en esta ciudad tenga voz. Porque detrás de cada elección hay un trabajo constante que hace posible que, cuando llegue el momento de votar, el Instituto Electoral de la Ciudad de México brinde un servicio de calidad a la ciudadanía.

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