Nuevamente la iglesia católica se suma a las críticas que estudiantes, periodistas, empresarios, funcionarios, legisladores, activistas, y ministros de culto han hecho al actual gobierno por el poderío que ha demostrado la delincuencia organizada frente al Estado, los homicidios que no bajan (muy a pesar de las cifras oficiales), el cobro de piso, la corrupción, la inoperancia del nuevo Poder Judicial y la pasividad del gobierno.
Otra vez, monseñor Ramón Castro y Castro, presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), alza la voz a nombre de todos los obispos católicos y de millones de religiosos no sólo que profesan esa religión, sino también de miles de ministros de culto que no saben -o no quieren- expresar su inconformidad, a pesar de haberle dado el beneficio de la duda en las urnas a la actual administración.
Fue en mayo pasado cuando el prelado invitaba a los creyentes a exclamar y clamar un ¡ya basta de tanta violencia, sangre derramada, iniquidad, ineficiencia gubernamental, impunidad e indiferencia! Ahora, Castro y Castro insistió -en un video publicado en redes sociales- en que “continúan los asesinatos y desapariciones, las extorsiones se han vuelto cotidianas, las comunidades desplazadas, jóvenes sin anhelos y muchos hermanos migrantes caminan amenazados”.
En lo que podría ser una alusión a las mañaneras de la presidenta Claudia Sheinbaum, monseñor Castro comenta: “nos dicen que se respetan las libertades, pero quienes piensan distinto son señalados y descalificados…”. Y finalmente les dedica unas frases a los fundamentalistas: “una nación que no protege a la familia se desprotege a sí misma. Necesitamos fortalecer los hogares, acompañar a los padres y cuidar a nuestros jóvenes frente a las ideologías que confunden y dividen”.
Este mensaje enfría aún más las relaciones entre la actual administración y la iglesia mayoritaria en México. Es una clara desacreditación al gobierno de la 4T y una afrenta a la presidenta de la República. En tiempos de los panistas Vicente Fox y Felipe Calderón, los jerarcas se despacharon con la cuchara grande, recibiendo, exigiendo y usando para provecho personal todas las prebendas que esos gobiernos les otorgaron en especie y en efectivo, a cambio de no hacer declaraciones como las que seguirá haciendo el Episcopado.
Ministros de culto de iglesias no católicas, que no están acostumbrados a los privilegios que gobiernos municipales, estatales y el federal les otorgaron a los prelados durante muchos sexenios, se autocensuran y no hacen eco a lo dicho por el presidente de la CEM, más por temor a las represalias que pudieran sufrir que a su desconocimiento de las leyes que les permiten expresarse de manera libre, como cualquier mexicano.