Tras las elecciones en el Estado de México y Coahuila, la atención política ha sido puesta en la carrera presidencial, como si el gobierno y el trabajo legislativo ya se hubiesen agotado y la sociedad mexicana no padeciera graves problemas a los que sus gobernantes tuvieran que abocarse y dar solución.
Las renuncias y solicitudes de licencia ya han empezado y se espera que en breve se intensifiquen, resultado de una adelantada carrera presidencial y con ella, las de nueve gubernaturas, cargos legislativos federales y locales, así como en los Ayuntamientos de 30 entidades federativas.
Además de la inseguridad, desempleo, hambre, violencia, enfermedad, crisis educativa y desapariciones que la sociedad sufre, ahora tiene que padecer a gobernantes que rehúyen de sus responsabilidades para dar el brinco al siguiente cargo. ¿Con qué cara se presentarán a esa sociedad que ayer decían atender y privilegiar y que hoy han puesto en segundo plano después de sus intereses personales?
Mientras esto sucede en el oficialismo, la oposición se alista para encabezar los órganos de gobierno en la Cámara de Diputados. Mientras el PAN asumirá la presidencia de la Junta de Coordinación Política en la persona del coordinador Jorge Romero, el PRI hará lo propio en la Mesa Directiva del Palacio Legislativo de San Lázaro.
Ello es fruto del acuerdo parlamentario que signaron al comienzo de la actual LXV Legislatura federal.
Para el nombramiento de la presidencia de la Mesa Directiva se requiere el voto calificado del pleno camaral, el cual reunido durante la última semana de agosto próximo elegirá la integración de ese órgano de gobierno.
Evidentemente, debe tratarse de un congresista probo, capaz, conocedor del marco jurídico del Congreso, tolerante y con una férrea voluntad de servicio.
En la cantera priista abunda la experiencia y capacidad, pero dado el trabajo esmerado que se requiere en la conducción de la Mesa Directiva sobresalen los perfiles de diputadas y diputados federales específicos.
Me refiero a la capitalina Cynthia López Castro, quien ha demostrado compromiso con el trabajo legislativo y logrado unir a todas las fuerzas políticas en favor de proyectos como la reducción de edad para ser diputado federal y establecer límites de velocidad en zonas escolares. Su labor no se ha limitado a territorio nacional, pues gracias a su empeño ha sido elegida presidenta de las Mujeres de la Unión Interparlamentaria.
El actual presidente de la Comisión de Vigilancia de la Auditoría Superior de la Federación, Pablo Angulo Briceño, ha realizado un papel de gran relevancia, pues presidiendo una de las comisiones con mayor número de temas “calientes”, su esmero, dedicación, trabajo y estrategia le ha permitido salir avante y entregar buenas cuentas. Sin duda, es un cuadro del priismo.
La mexiquense Ana Lilia Herrera Anzaldo es una parlamentaria a toda prueba. Su experiencia como senadora y ahora como diputada se ha centrado en la atención de la niñez y grupos vulnerables, siendo un factor de acuerdo, argumentos y soluciones.
Se trata de tres cartas jóvenes con las que el priismo nacional cuenta y de las que se podría echar mano para hacer el trabajo que otros rehúyen en aras de buscar el siguiente cargo.
@jlcamachov