El mundo en recesión

28 de Abril de 2024

Luis M Cruz
Luis M Cruz

El mundo en recesión

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1.

El mundo está en recesión, registrando el severo impacto del choque sanitario provocado por el coronavirus de Wuhan, pero también el golpe de otros efectos acumulados. La cuestión ahora es evitar daños más severos a la salud, a la economía y a las sociedades. Se ha dicho antes que resulta muy sencillo ser profeta del desastre, como suele suceder con las visiones apocalípticas de los últimos tiempos, siendo más complejo gestionar los daños y navegar en la tormenta. Para los antiguos romanos, el timón o gubernaculum era lo más relevante de un navío si se quería ganar la batalla o llegar a buen puerto. Un buen gobernante o piloto era más que necesario.

2.

Desde la perspectiva de escenarios, los efectos de una crisis pueden ser estimados y a partir de ahí, trazar soluciones posibles subóptimas, desde la más trivial, donde se minimizan los daños y se proponen algunas reparaciones, hasta la controversial, cuando se realiza una reingeniería profunda para corregir todo aquello que llevó al desastre. El problema mayor reside en que tanto las cuantificaciones como las propuestas tienen que hacerse caminando, con el cuerpo social, económico e institucional andando. No hay, por más que se pretenda, la posibilidad de detenerse para evaluar y realizar los ajustes necesarios.

3.

Realmente, la gran crisis que vivimos se le vio venir, pero nadie, ningún gobierno, se preparó para hacerle frente. La recesión se había augurado desde hace dos años por lo menos, al advertirse la desaceleración provocada por las guerras comerciales del presidente Trump, que erosionaron el liderazgo estadounidense en el mundo libre y la confianza de los mercados en el libre comercio; ahí están la casi muerta Organización Mundial de Comercio y los desfallecientes G-7 y G-20, en donde ha sido imposible lograr acuerdos y construir consensos para reordenar el intercambio mundial de capitales, bienes y personas, puesto en jaque por el agresivo concepto del “comercio justo” del cual imperialmente sólo los Estados Unidos pueden beneficiarse. Como lo señalaran Francia y Alemania en sucesivas cumbres, Europa ya no cree en Estados Unidos y se prepara para pensar y actuar sola en un mundo por rehacer.

4.

Respecto del petróleo, hace una década se quebró el espinazo de la OPEP con el fracking y el gas y petróleo de esquistos, comenzando la era de los precios descendentes; Arabia Saudita y Rusia, grandes productores de petróleo convencional, decidieron jugar con nuevas cartas y derrumbar los precios a números tan bajos como 20 dólares el barril cuando el costo de extracción del petróleo fracking es de 40, buscando quebrar a las compañías productoras del medio oeste de los Estados Unidos.

5.

La crisis de salud acentuó el estrés de los mercados, quienes al reflejar el pánico del confinamiento sanitario en amplias regiones de las locomotoras mundiales como China, Alemania, Italia, Francia, España, Estados Unidos y Canadá hacen prevalecer los peores términos para diseñar un escenario de salida. La crisis podrá resolverse en tres a seis meses, pero indudablemente el costo humano, económico y social será tremendo.
El PIB mundial podría caer dos puntos de 3.5 que se habían estimado hace apenas cuatro meses, podrían perderse 65 millones de empleos así como 50 o 100 mil vidas en el peor de los casos. Estas cifras son un pálido reflejo de cuánto habrá de afectarse la pobreza en el mundo. En México, la caída del producto podría ser de 7%, por lo que se perderían 650 mil empleos, quizá cuatro mil vidas y el dólar y el país con él se habría devaluado un 20%, si es que quedara en 22 pesos. Ya después será cuestión de cuantificar el impacto en los niveles de pobreza y exigir responsabilidades, porque lo único cierto es que las sociedades, y México no es la excepción, suelen hacer rendir cuentas a sus gobiernos en las calles o en las elecciones.