Europa ante el precipicio

25 de Mayo de 2024

Luis M Cruz
Luis M Cruz

Europa ante el precipicio

1.

Por primera vez en décadas, la seguridad europea está ante un precipicio, concluyen Michael Kofman y Jeffrey Edmonds, especialistas senior de Estudios Rusos del Centro de Estudios Navales, en un análisis para la revista Foreign Affairs (Febrero, 2022) sobre la estrategia y efectos que la guerra en Ucrania podría significar. Todo parecería indicar que la trama rusa traerá de vuelta los ominosos años de la Guerra Fría al cruzar las fronteras y arrollar a Ucrania, cuyas fuerzas militares difícilmente podrían hacerle frente a la maquinaria bélica exsoviética.

2.

El presidente Vladimir Putin ha puesto en juego lo que considera un plan patriótico para devolver a Rusia parte de las glorias imperiales, poderío e influencia que tenía la antigua Unión Soviética. Recientemente, las fuerzas rusas jugaron un papel determinante para sostener en el poder a Alexander Lukashenko en Bielorrusia, en donde aplastaron una alborada democrática, como también lo hicieron en Kazajistán para evitar la caída del presidente kazajo, Kassim Jomart, y decidieron el sentido de la guerra entre Armenia y Azerbaiyán en el Cáucaso a favor de estos últimos, actuando como todo poder imperial en su zona de influencia. Es decir, lo que el régimen de Putin está buscando es reinstalar el cordón de seguridad de Rusia, con estados amortiguadores en la línea de choque con sus adversarios de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), creada en principio para contener el avance soviético tras la Segunda Guerra Mundial.

3.

Para Kofman y Edmonds, la agresión rusa lanzada desde Bielorrusia, Rusia y las regiones ocupadas del este en Luhansk y Donetsk implicaría hasta 200 mil efectivos, que en dos semanas podrían conquistar Kiev y replegar los remanentes del ejército ucraniano al sur del río Dnieper, buscando la instalación de un régimen títere prorruso similar al de Lukashenko. Tras el triunfo militar, vendría la división de Ucrania, la resistencia y la guerra de guerrillas en las ciudades y el interior, con la cauda de muerte y represión siempre asociadas, que el régimen de Putin trataría de minimizar como un asunto ruso, tal como hicieron en 2014 con la anexión de Crimea.

4.

Lo peor entonces estaría por venir. La trama rusa buscaría hacerle ver a Europa que no tienen por qué seguir la línea estadounidense de las sanciones, cuyo mayor impacto será para Europa central, Alemania y Francia incluidos. Es decir, dividir la cohesión de la alianza atlántica. Para Estados Unidos, quienes no irán a la guerra directamente para reducir el riesgo de una conflagración global, la cuestión será hacerle pagar a Rusia un alto precio por el sometimiento de Ucrania, buscando el presidente Biden reducir el impacto del conflicto en las elecciones intermedias.

5.

La guerra, como todas, puede tomar cursos impredecibles, pero podría ser increíblemente destructiva no sólo en términos de vidas, recursos e infraestructura, sino también por sus impactos en la economía global y la confianza internacionales. En primera instancia, los precios del petróleo, gas y otros commodities habrán de dispararse por encima de lo imaginable, influyendo en una dislocación mayor de las líneas de suministro y cadenas productivas interdependientes, debilitando las posibilidades de recuperación pospandemia; en segundo lugar, las sanciones para aislar a Rusia del sistema financiero internacional crearán distorsiones en los mercados y en las finanzas globales aún de pronóstico reservado; y en tercer término, la medición de fuerzas entre el Este y el Oeste pondrán a prueba la estabilidad y los pactos en otras regiones, como son el Medio Oriente ante el resurgimiento de Irán y el Indo-Pacífico, en donde China ha resultado ser el poder ascendente y retador, tal como Rusia lo es ahora en el escenario europeo. En el fondo se trata, otra vez, de una añeja cuestión, al enfrentar las democracias nuevamente al totalitarismo.

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