Federalismo a prueba

27 de Abril de 2024

Luis M Cruz
Luis M Cruz

Federalismo a prueba

luis m cruz

1.

Verdaderamente empoderado, el candidato ganador y virtual presidente electo ha llenado el espacio político y mediático con toda suerte de planteamientos, cual prospectiva anticipada de lo que podría ser un plan de gobierno al arranque de la administración próxima. El gobierno federal le ha cedido el espacio, pasmado ante la magnitud de los resultados electorales y se prepara para la entrega-recepción que acontece ya, anticipadamente.

La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) ha girado lineamientos para contener programas, despedir personal y evitar nuevas contrataciones o licitaciones; desde el pasado 15 de julio apenas estarán pagando sueldos y salarios del personal de estructura, así como obligaciones ya contratadas o comprometidas. Para todo efecto, la administración habrá concluido.

2.

En ese contexto, el futuro equipo gobernante, sin ocuparse mucho de propiciar el diálogo o construir acuerdos —no los necesita dada la apabullante mayoría electoral y legislativa obtenida, suponiendo que ello es un “cheque en blanco” otorgado por los electores— anuncia los designios de lo que habrá de ser la IV Transformación, la concentración del poder en uno solo, tal como el país fue durante el llamado “centralismo democrático” del periodo José López Portillo-Miguel de la Madrid, basado en la planeación centralizada y el manejo de recursos mediante los delegados especiales de Coplades.

3.

La planeación centralizada requiere de un grupo de notables que priorice las medidas o políticas a implementar conforme a algún designio o diseño específico, esto es alguna concepción del desarrollo y su zonificación. En este caso, se estaría hablando del primer círculo del presidente electo, con éste como el factótum de las decisiones (“fiel de la balanza”, decía López Portillo). Es lo habitual en esquemas de concentración del poder.

4.

La paradoja es que podría chocar con el federalismo vigente, pues las entidades y municipios tienen ya vidas y circuitos propios y autónomos. Estas no habrán de plegarse dócilmente al “centralismo federalismo” que está por llegar. Suponer entonces que se les podrá subordinar en la dosificación del presupuesto o el manejo clientelar de recursos y programas federales es desconocer la profunda huella que la descentralización de la vida nacional ha dejado en el país. No es que la concentración de poder no pueda tener efectos, los tiene al estimular o restringir el flujo de recursos de una entidad o a otra, dado que en el balance presupuestal actual, 75 centavos de cada peso lo ejerce el gobierno federal frente a 25 que le corresponden a los estados y municipios, de los cuales 20 centavos son a los primeros y sólo cinco para los segundos.

5.

Pero esta distribución depende de la Ley de Coordinación Fiscal, que no tiene por qué ser eterna. Como tampoco podría serlo el respaldo a Morena, si se atiene a las expectativas que sus propuestas han generado: seis de cada 10 ciudadanos que le votaron esperarían resultados tangibles durante el primer año de gobierno, tras lo cual empezará inexorablemente el proceso de rendición de cuentas, es decir, si se prometieron imposibles o se encuentra que la realidad suele ser mucho más compleja que cualquier previsión o diseño para influirla, modificarla o sencillamente, cubrir los rezagos que le determinan. Vencer la pobreza, acabar con la desigualdad, erradicar la corrupción, recuperar la seguridad pública, detonar el desarrollo y asegurar la soberanía y lugar de México en el mundo ante el gran menosprecio imperial de Mr. Trump no es algo que suceda por decreto ni de la noche a la mañana. No se trata sólo de que la imaginación llegue al poder, sino de poner sobre la mesa costos y consecuencias para que mediante el diálogo se resuelvan o aminoren.