El Ministerio del Futuro

30 de Abril de 2024

Juan Antonio Le Clercq
Juan Antonio Le Clercq

El Ministerio del Futuro

Le Clercq

Kim Stanley Robinson ha publicado una de las novelas recientes más interesantes sobre los posibles efectos del cambio climático en las próximas décadas. El Ministerio del Futuro imagina a la humanidad enfrentando los efectos más destructivos derivados del aumento de la temperatura global, los procesos de toma de decisiones para contener dichas consecuencias, el desarrollo de alternativas tecnológicas y las respuestas sociales violentas y no violentas que pueden irrumpir en escena ante el fracaso político.

La historia arranca con una ola de calor extremo en la India que mata a millones de personas y sigue las políticas impulsadas por el Ministerio del Futuro, un mecanismo imaginario derivado del Acuerdo de París, a lo largo de los siguientes treinta años. Si bien la novela pertenece al género de la ciencia ficción, en realidad interpreta un futuro inmediato donde la devastación ambiental, los desastres naturales extremos, el incremento de la vulnerabilidad humana y la negligencia de los tomadores de decisiones adquieren un tono hiperrealista.

Redacto estas líneas en el contexto de la más reciente ola de calor extremo en la India y la publicación de los reportes del IPCC sobre el cambio climático, que nos advierte que no estamos reduciendo las emisiones globales y que el margen para evitar la catástrofe climática es cada vez más reducido. La amenaza de aumentos en la temperatura por encima de los 2ºC, la destrucción irreversible del mundo natural y le irrupción de desastres naturales no es un escenario propio de un futuro lejano, algo que ocurrirá a las próximas generaciones, nos incumbe y afecta a nosotros mismos y, al proyectar cambios destructivos en las próximas tres décadas, en realidad se proyecta daño irreversible en nuestro propio tiempo de vida con un sentido intergeneracional.

Tres ideas que recorren el texto me parecen especialmente interesantes. En primer lugar, el que se tomen acciones más efectivas y rápidas no va a ocurrir por simple voluntad de actores políticos y económicos, sean nacionales o globales. La posibilidad de que la humanidad actúe con el sentido de urgencia necesaria para evitar la catástrofe, dependerá cada vez más de la protesta y movilización social, de la presión interna que provoquen en países desarrollados y en desarrollo las consecuencias humanas de desastres naturales cada vez más extremos y del surgimiento de liderazgos mucho más decididos en las agencias internacionales.

Segundo, contener las consecuencias inevitables de la emergencia climática e impulsar una transformación sustentable a nivel global, requerirá la combinación de múltiples tipos de acciones simultáneas, algunas de ellas incómodas o impopulares: restricción a la quema de combustibles fósiles, secuestro acelerado de CO2, proyectos de geoingeniería, modificación de prácticas de producción agrícola y de alimentos, cambios en hábitos de consumo en países desarrollados, nuevos patrones para el impulso al desarrollo en países pobres y en desarrollo, restauración de espacios naturales exclusivos para la vida salvaje, entre muchas otras. No hay una bala de plata que resuelva la emergencia climática y ambiental y la agenda se vuelve cada vez más complicada conforme se deja pasar más tiempo.

Finalmente, la novela es optimista y presenta a la humanidad movilizada hacia una transformación sustentable para evadir la catástrofe. Pero esto ya no ocurrirá sin costos sociales y ambientales. El enfoque de la novela se acerca a lo que Ulrich Beck denomina una “emancipación catastrófica”, la metamorfosis del mundo ocurrirá desde la emergencia climática y global como respuesta a la experiencia traumática de sufrir impactos catastróficos, de enfrentar altos niveles de sufrimiento humano y de atestiguar testigos de destrucción irreversible de ecosistemas y especies únicas. El nivel del daño y el sufrimiento dependerán del qué tan rápido comience la transformación sustentable global.

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