El agente infiltrado Fonseca y Lima XXXIX

25 de Abril de 2024

J. S Zolliker
J. S Zolliker

El agente infiltrado Fonseca y Lima XXXIX

js zolliker

Reporta el agente infiltrado Pedro Fonseca y Lima que tuvo que pedir vacaciones para continuar con la investigación y a falta de gastos de representación, debió echar mano de sus ahorros para volar a Quito en un avión de Aeroméxico, pues además de ser la opción más económica, era la única con vuelo sin escalas.

Reporta el agente Fonseca y Lima que no tuvo ningún contratiempo y después de cerca de cinco horas, aterrizó en el Aeropuerto Internacional Mariscal Sucre, en la rural Tababela, del Distrito Metropolitano de Quito (DMQ), Ecuador.

Después de un breve y habitual interrogatorio de una amigable oficial de migración, abordó un taxi al que pidió le llevase a un hotel barato, limpio y bien ubicado.

Reporta el agente Fonseca y Lima que el chofer, reservado, bajo de estatura y con cuerpo de globo con agua, se tornó sumamente amigable apenas se enteró que era mexicano. Aquel, de nombre Segundo Ángel Zambrano, quien prefería que le llamaran Segundo, decidió llevarlo por Ruta Viva en lugar de la más larga y costosa Panamericana Norte y aprovechó el trayecto para charlar sobre el Chavo del Ocho, la Rosa de Guadalupe, Vicente Fernández, Luis Miguel y algunos restaurantes de tacos “chéveres” pero con poco picante, ahí mismo, en la provincia de Pichincha.

Reporta el agente Fonseca y Lima que Segundo, lo dejó instalado en el hostal Masaya, ubicado en la Calle de Venezuela, a un par de cuadras de la Plaza Grande y su monumento a la independencia en el centro histórico de la ciudad, por la módica tarifa de 20 dólares con desayuno incluido.

En agradecimiento, le regaló una botella de mezcal y Segundo, como retribución, le anotó su número de móvil por cualquier cosa que se le pudiera ofrecer.

Reporta el agente Fonseca y Lima que una vez instalado y bañado, salió a caminar y al poco rato se encontró con el Vista Hermosa restaurante mirador, donde en una cómoda terraza ordenó un whisky “Something Special” que acompañó de unos “mariscos al fuego” mientras disfrutaba del atardecer sobre los altísimos andes y las cúpulas del Centro Histórico.

Reporta el agente Fonseca y Lima que al mesero preguntó sobre cómo podría localizar a unos familiares y aquél, de inmediato le trajo un directorio telefónico donde por desgracia, no encontró a ningún Andrés Salar ni al mentado académico argentino con doctorado en Barcelona, pero donde sí pudo ubicar una tal Compañía Anónima Celag Geopolítica de ingenieros consultores, ubicada en la Torre Suiza, en N33 y Av. Eloy Alfaro.

Reporta el agente Fonseca y Lima que por ser ya tarde y quedarle retirado (a más de una hora caminando), decidió seguir el consejo de Segundo: “el primer día en Quito, hay que comer y beber poquito, caminar chiquito y dormir solito”, por lo que se encaminó de regreso a su albergue, donde aprovecharía para escuchar a un grupo de cumbia ecuatoriana, llamado la Iguana Brava.

Reporta el agente Fonseca y Lima que después de beberse un canelazo, que es una mezcla caliente de aguardiente, agua de canela, moscabado y naranjilla, estaba por acostarse cuando descubrió una nota debajo de su almohada: “Ponte once mijo que te siguen los pacos”.

Continuará…

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