¿Qué es? Es un fármaco anabolizante que se utiliza para el aumento de la masa muscular y para reducir el contenido graso. Posee los mismos efectos fisiológicos que los esteroides anabólicos. El uso del clembuterol en el ganado, es para engordarlo artificialmente y obtener, de forma más sencilla, la carne magra. El fin de esta actividad perjudicial para la salud, es maximizar las ganancias económicas de los productores. Los efectos secundarios son: taquicardias, incremento de la presión sanguínea, náuseas, dolor de cabeza, vómito, opresión en el pecho, sudoración, temblores, inquietud y nerviosismo. Los efectos secundarios no siempre son perceptibles. Carne contaminada y omisión por parte de las autoridades.
El uso del fármaco comenzó a popularizarse a mediados de los noventa bajo el argumento de que si se mezclaba en el alimento del ganado, se lograría obtener más kilos de carne magra en menos tiempo y a un menor costo de producción. Sin embargo, la OMS la prohibió; señaló que es dañina para quienes padecen problemas cardiacos. En México se prohibió en el 2002 pero en muchas regiones del país siguen utilizándolo. Sí, así es, una parte importante de la carne de res que se consume en nuestro país, está contaminada con clembuterol y la Secretaría de Salud lo sabe. “La Agencia Mundial Antidopaje encargó a las autoridades correspondientes realizar una investigación acerca de clembuterol, en la cual trabajaron en conjunto la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) y la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) durante 2014 y 2016. Sin embargo, han mantenido los resultados en reserva.”
Se han hecho investigaciones por aparte para exhibir esta práctica ilícita y para revelar la facilidad con la cual se ingiere la carne contaminada de forma involuntaria. Sólo con comer entre 250 grs. y 750 grs. de carne contaminada, una persona ya puede presentar niveles altos de clembuterol y tener problemas de salud. Las investigaciones también señalan que en donde es más severo el problema de producción y consumo de carne contaminada, es en el centro del país y en los estados del Bajío.
El sello de certificación TIF representa un estándar y es proporcionado por SENASICA, que se encarga de cuidar la salud de los animales para el beneficio de los consumidores. Enrique Sánchez Cruz, director en jefe de SENASICA, comentó que el 40% de la carne que consumimos proviene de propiedades particulares y de rastros municipales, el otro 60% de centros TIF. En el país existen 2016 rastros operando, de los cuales sólo 122 tienen esta certificación.
Son dos tipos de carne la que se vende en México: la que certifica TIF y la carne de animales de rastros municipales o casas de matanza donde hay nulo control sanitario y se vende en carnicerías y mercados municipales. Este tipo de carne es de fácil acceso y representa para los productores un 10% más de ganancia por cada res. “Las autoridades, la Coferpis, el Senasica y la PGR han sido omisas a un problema muy grave que todo el mundo sabe: la presencia de clembuterol en la carne. No hay controles suficientes para detener esta sustancia.” Miguel Ángel Toscano, extitular de la Cofepris.
La Cofepris no debería declarar la información relacionada como “clasificada y reservada”, tiene la obligación de informar lo que la gente compra. Por proteger los intereses de la industria cárnica, afectan la salud de toda una nación. Es un delito federal, la ley impone multas y penas de cárcel a quien la venda, transporte, emplee y comercialice. Por eso me llama tanto la atención que sean escasas las denuncias recibidas por parte de la Cofepris. Tampoco me parece sensato que los culpables puedan salir en libertad bajo fianza y que no existan casos de sentencias por traficar o vender clembuterol.