El 7 de julio inició, en la ciudad Alemana de Hamburgo, la Cumbre del G20. Se creó con el fin de impulsar la cooperación económica y este año reunió a los líderes de las veinte economías industrializadas y emergentes más importantes.
Los países que pertenecen a este grupo son: la Unión Europea como bloque y 19 países industrializados y emergentes (Alemania, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Sudáfrica, Turquía, Rusia y Reino Unido). Alemania, Francia e Italia, aunque son miembros de la Unión Europea, participan de forma independiente. Además se contó con la presencia de organismos internacionales como lo son: la Organización de las Naciones Unidas, el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial, el Consejo de Estabilidad Financiera (FSB), la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), la Organización Mundial del Trabajo (OIT) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El grupo ha estado activo desde 1999, se fundó en Berlín y estaba enfocado en la relación entre los ministros de Economía y Finanzas. Con el tiempo se amplió para los Jefes de Estado que quisieran crear un espacio de cooperación económica, política y social. Actualmente representa el 80% de la economía de nuestro planeta y a dos tercios de la población mundial. Tiene una presidencia anual rotativa y es posible invitar a países que no son miembros, como ya se ha visto con Noruega, Singapur, Holanda y España. También han sido invitados Guinea (como representante de la Unión Africana), Senegal (por parte de la Nueva Asociación para el Desarrollo Económico de África) y Vietnam (por el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico).
El encuentro se desarrolló durante dos días, en los cuales realizaron reuniones bilaterales. El tema fue elegido por Alemania, el país anfitrión, y fue “Forjar un mundo interconectado”. Las decisiones no son vinculantes, por lo que los acuerdos no son obligatorios; son sólo guías sobre temas políticos y económicos. Apuntan a una agenda y planes de acción en común. Principalmente, en las reuniones bilaterales informales, es donde suele darse mayor pragmatismo a los temas más importantes.
Hay muchas personas que no están a favor de la Cumbre del G20 y los reclamos principales hacia los gobiernos fueron: el repudio a la guerra de Siria, el mal manejo de la “crisis de los refugiados”, las falsas promesas a la hora de poner un alto al cambio climático (tema que persigue a Donald Trump después de haberse retirado del Acuerdo de París) y la presencia de líderes que son muy cuestionados como Trump, el mandatario ruso Vladimir Putin y el turco Recep Tayyp Erdogan.
Yo, de la manera más sincera, intento abstenerme de hablar de política porque me siento muy ignorante en el tema y sinceramente no es mi fuerte. Sólo me gustaría expresar que espero que las decisiones que se hayan tomado sean con la finalidad de un bien común y no de uno particular. Que los líderes mundiales puedan comprender que el destino de millones yace en las manos de unos cuantos, que el planeta ya no puede más y que la avaricia debe parar. Me encantaría que las personas que nos representan sepan hacerlo de manera prudente y ética…, anhelo que se recupere la ética. Ojalá comprendan que no es una pasarela de modas y que las decisiones que tomen, aunque no sean de carácter obligatorio, tendrán consecuencias. Quisiera que tomaran decisiones con base en las consecuencias y no en las acciones.