En el informe que rindió el Presidente de la República el pasado martes se dieron a conocer un sinnúmero de datos precisos y puntuales sobre la evolución del país en varios temas. A mi juicio se tocaron muy poco los temas económicos y no se hizo ninguna mención a los acuerdos de inversión que se anunciaron hace algunos días en Palacio Nacional, lo cual resulta muy extraño, sobre todo por las cantidades de recursos y los personajes involucrados.
Entre otros, destaca un dato que, de ser cierto, choca con la restricción de recursos que tiene la hacienda pública. Se trata del anuncio de que gracias al sistema de compras desarrollado por la actual administración se ahorraron un billón 300 mil millones de pesos.
No es que se dude del dato, el asunto es conocer a dónde se destinaron estos ahorros, porque una cosa es que se compre más barato y otra es que dichos ahorros entren a las arcas públicas, y es una distinción importante, para no causar confusiones.
Ahora bien, durante este año diversos organismos internacionales y empresas privadas, como los bancos nacionales y extranjeros, han manifestado sus opiniones sobre el desarrollo económico de nuestro país.
Uno de los bancos internacionales más conocidos, el suizo UBS, que es uno de los treinta principales bancos del mundo, publicó la semana pasada sus perspectivas para 2021-2022 para Latinoamérica, destacando que la caída del Producto Interno Bruto (PIB) será de 7.9% para la región y que por noveno año consecutivo la región tiene un desarrollo por abajo del resto del mundo.
Este es un dato muy importante pues indica que las políticas económicas seguidas por los gobiernos no han dado los resultados esperados, a pesar de los cambios políticos y de orientación económica habidos en varios países, como el nuestro.
Menciona el documento que, aunque algunas naciones han aplicado una política de estímulos amplia como consecuencia de la pandemia, como han sido los casos de Brasil y Chile, quienes sin duda recuperarán su crecimiento antes que el resto del área, se tendrán altos niveles de deuda pública, crecimiento de la pobreza y la desigualdad. Es decir, otro decenio perdido.
Respecto a México, escriben que se le ha criticado por las pocas medidas de apoyo durante la pandemia del Covid-19 y que hay “sentimientos negativos”, dado que la economía estaba en recesión antes de la llegada de la pandemia, además de la incertidumbre del sector privado sobre las políticas gubernamentales. Si bien el documento es anterior al anuncio de las inversiones que tuvo lugar la semana pasada, no creo que se modifique mucho su opinión y, sobre todo, que de inmediato haya inversiones para un crecimiento sostenido.
A pesar de ello, UBS es optimista en el futuro, al igual que el Presidente, tal como vimos en su discurso el pasado martes, sobre todo con la llegada de la vacuna de AstraZeneca. Dicen que habían considerado que para el año siguiente el crecimiento del PIB podría llegar a 4.3%, pero con la disponibilidad de la vacuna lo están aumentando a 5.6%, cifra que sería extraordinaria y excelente si llegáramos a ella.
Asimismo, hacen una anotación muy interesante ya que en su opinión somos un país a dos velocidades, sectores recuperándose rápidamente como el manufacturero y en menor medida el turístico o el caso de regiones como las del Norte y el Bajío en comparación con el Sur de la nación. Este es un tema que debería de ser preocupación fundamental del gobierno federal, más allá de las disputas que estamos viendo entre la presidencia y algunos gobernadores.
Esperamos que las buenas noticias dadas en el segundo informe se conviertan en realidad y de que esta forma mejore la situación de crisis que actualmente están sufriendo miles de mexicanos, a pesar del indudable apoyo que tiene este gobierno.