La normalidad es el problema

13 de Mayo de 2024

Enrique Del Val
Enrique Del Val

La normalidad es el problema

enrique del val

En un magnífico libro de ensayos titulado “Alerta Global. Políticas, movimientos sociales y futuros en disputa en tiempos de pandemia”, editado por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), “Alerta Global. Políticas, movimientos sociales y futuros en disputa en tiempos de pandemia”

En su introducción, los editores Breno Bringel y Geoffrey Pleyers indican que se ha generado un estado de alerta global, dejando al mundo en suspenso y que “lo hace en un momento histórico de agotamiento de los recursos naturales y de emergencia climática y medioambiental en que el capitalismo muestra su cara más depredadora”. Señalan que el futuro está en disputa y nos puede llevar a dos opciones: la primera, hacia un mundo mejor; la segunda, a un incremento de la deriva autoritaria de los gobiernos y de lo que denominan el “capitaloceno”.

Boaventura de Sousa Santos dice en su ensayo que el coronavirus es nuestro contemporáneo, porque “comparte con nosotros las contradicciones de nuestro tiempo, el pasado que no ha pasado y el futuro que vendrá o no.” Y para él, el pasado nunca pasa o no completamente, por eso hay que ver hacia atrás y tomar en cuenta las experiencias para que podamos ver de mejor manera el futuro.

Le preocupa, igual que a muchos, el impulso, que califica de apocalíptico, que hace que cada día haya más gente que crea que estamos frente a un evento catastrófico, que las religiones fundamentalistas, sean judeocristianas o islámicas, propagan.

El actual ministro de educación superior español y gran investigador social Manuel Castells advierte: “humanos depredadores, preveníos de vosotros mismos. Ni nuestro extraordinario avance científico y tecnológico nos puede proteger de nuestra inmensa estupidez.” Para lograr salir del atolladero hay que hacer un reset de lo que éramos. E insiste en un punto en el que coincide con la opinión de varios investigadores: la necesaria prioridad de lo público en la organización de la sanidad, la economía y la sociedad, haciendo indispensable una revitalización del sector público que, aclara, no es estatización. Y señala que esta intervención masiva del Estado, tanto en gasto, como en gestión, cuesta. Para ello, propone una nueva fiscalidad en donde está concentrada el 75% de la riqueza mundial, es decir, en los mercados financieros globales y las grandes multinacionales. Termina diciendo que el “reset” es necesario, porque la vida sigue, pero debe ser otra vida.

El brasileño Paulo Henrique Martins menciona que “no se podía prever un escenario de pandemia que cambiara el rumbo, desplazara las agendas neoliberales y el mito del mercado, revelara el papel estratégico del Estado y las políticas públicas en la regulación institucional a nivel nacional, regional mundial”.

Según él, la pandemia está apuntando a la necesaria ampliación de las políticas de bienestar público, la protección del empleo y las empresas, con la resistencia de los bancos e instituciones financieras para volver a su normalidad, es decir, a seguir explotando a la gente con sus privilegios.

Termina mencionado que, si las políticas implantadas para solucionar la crisis no la resuelven en el corto plazo, tendrá que surgir un nuevo paradigma, porque estaremos en el fin de la era del Antropoceno y surgirá un proyecto ético, ecológico y político legitimado por experiencias comunitarias y convivenciales.

El investigador del Colmex, Ilán Bizberg, indica que “hemos cobrado conciencia de la brecha social: la precariedad, pobreza, malas condiciones de trabajo y de las condiciones de vida de muchos de nuestros conciudadanos”.

Concluye haciendo referencia a una pinta premonitoria en una pared de Santiago de Chile: “la normalidad es el problema”.

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