Una soldado en el Sahara

23 de Abril de 2024

Una soldado en el Sahara

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Ímpetu. Estefanía Salazar tiene 25 años y en 2016 se graduó en la Escuela Médico Militar.

La mayor médico cirujano Estefanía Salazar Duarte es la primera mujer del Ejército mexicano que se incorpora a una misión de paz

Cuando decimos que Estefanía fue enviada a “tierra de nadie”, no es en sentido figurado. El Sahara Occidental es uno de los 17 “territorios no autónomos” bajo supervisión de Naciones Unidas que están en proceso de descolonización. Vive en guerra intermitente desde los años setenta.

Ubicada al noroeste del continente africano, a ocho mil 637 kilómetros de distancia de la ciudad de Puebla, donde nació la mexicana, el Sahara Occidental fue un protectorado de España hasta 1976, año en que decide retirar sus tropas, lo que dejó el territorio a merced de Marruecos y Mauritania, países que desde hace 40 años buscan anexárselo.

Estefanía Salazar Duarte es la primera mujer del Ejército mexicano en ser enviada a una misión de mantenimiento de paz de la ONU, y el destino quiso que su incursión fuera en aquel convulso y desértico lugar.

Su trabajo cotidiano transcurre envuelto en un frágil acuerdo de desarme, y entre millones de minas antipersona, esos explosivos que los bandos en conflicto esconden debajo de la tierra, apenas a unos centímetros, pero que son casi imperceptibles, para matar o por lo menos amputarle piernas o brazos al enemigo. Estefanía, con el grado de mayor, médico cirujano de profesión, llegó hace apenas 49 días, el 12 de enero, y su estancia durará un año.

Hostil. Las tareas de la misión de paz se desarrollan en zonas desérticas.

¿Qué se siente tener 25 años y estar ya abriendo brecha para las mujeres?

“Me siento muy orgullosa de representar a nuestro país, y más con la distinción de ser la primera mujer en venir a estas operaciones de paz como observador militar. Me siento muy a gusto. Es muy reconfortante y es una experiencia única poder convivir con personas de todo el mundo, con diferentes culturas, tradiciones, diferente educación. Y creo que me he acoplado bien a todas las actividades”.

¿En qué consisten tus labores?

“Yo soy observadora militar y en esta misión estamos agrupados en diferentes equipos. Son como campamentos distribuidos en todo país, y nuestra tarea consiste en realizar patrullajes de reconocimiento para verificar que se cumplan los mandatos a los que llegaron las partes en conflicto, los involucrados. Si encontramos alguna mina o alguna probable munición, hay que reportarla para que sea destruida. Básicamente son patrullajes de reconocimiento, tanto terrestre como aéreos”.

¿Cómo reaccionó tu familia? Imagino que difícil tomar la decisión de irte.

“Pues fue una convocatoria que se publicó el año pasado, y cuando la vi me interesó mucho. Realicé varios exámenes y tomé algunos cursos para poder ir. Mi familia está muy orgullosa y muy contenta de que pueda tener esta oportunidad, y más en este momento de mi vida”.

“Ya veremos cómo me siento a finales de año”

La Misión de Naciones Unidas para el Referéndum del Sahara Occidental (MINURSO) se estableció en abril de 1991, tras un acuerdo entre Marruecos (país que mantiene ocupada la zona costera del territorio) y el Frente Popular para la Liberación de Saguía el Hamra y de Río de Oro, conocido como Frente Polisario, que controla la franja oriental.

La función de la ONU consiste en garantizar un periodo de transición para preparar la celebración de un referéndum, en el que el pueblo del Sahara Occidental, habitado por poco más de medio millón de personas, elija entre la independencia y la integración con Marruecos.

Estefanía Salazar forma parte de un contingente de 245 militares (cuatro de ellos mexicanos), cuya misión es supervisar el cese del fuego, verificar la reducción de tropas de Marruecos, vigilar la restricción de las tropas del país ocupante y el Frente Polisario a los lugares señalados, asegurar la liberación de prisioneros políticos, asegurarse del intercambio de prisioneros de guerra, hacer efectivo el programa de reunificación de familias y facilitar la realización de un referéndum libre y justo.

La entrevista con Estefanía se realizó en las instalaciones de la Secretaria de la Defensa Nacional (Sedena), a través de una videocharla facilitada por la Dirección de Comunicación Social. La mayor médico cirujano porta una boina azul, el escudo de la ONU en el brazo derecho y una bandera de México en el izquierdo.

42 años han pasado desde que España se retiró de Sahara Occidental, lo que desató una disputa territorial.

¿Ha sido difícil la adaptación?

No, realmente aquí todos son muy amables, aquí tratamos que todos seamos como una familia, porque sí convivimos mucho tiempo entre nosotros. Los patrullajes se realizan durante la mañana o durante la noche, pero también pasamos mucho tiempo en el comedor, y tienes tiempo de interactuar con los integrantes de las otras patrullas, con otros militares. Aquí donde estoy sólo somos dos mujeres, una nigeriana y yo. Nos tratan muy bien y todo es equitativo”.

¿Hay más mexicanos en esa misión?

“En todo el país, en la misión somos cuatro mexicanos, pero ellos están en otros team sides, en otros campamentos”.

¿Tienes contacto con ellos?

“Claro que sí, tengo contacto con ellos por el Whatsapp, por mensajes, nos hablamos si necesitamos algo, pero realmente cada quien está en sus equipos concentrado en sus actividades”.

¿Has tenido problemas con la alimentación?

Todas las necesidades de alimentación son proporcionadas por soldados del Ejército de Marruecos, nos cocinan y todo es muy rico, la verdad. Todos los abastecimientos llegan cada semana, y pues sí hemos tenido una buena distribución. Me encuentro muy a gusto”.

¿En qué consistieron los exámenes para concursar por la misión ?

“Son exámenes como para todas las becas que tiene nuestro Ejército, para cualquier curso que quieras ir es examen médico, físico, psicológico y un examen cultural. En este caso debimos estudiar un manual de operaciones de mantenimiento de paz, y después hice unos cursos en línea autorizados por la ONU y fui a un centro de entrenamiento conjunto para ser observador militar”.

¿Cuanto duró proceso?

“Hice los exámenes en mayo, y durante todo el año pasado me estuve preparando. El último curso fue en noviembre”.

Convivencia. En el campamento de Estefanía hay otra mujer, una mayor de origen nigeriano.

En medio de la tensión y de todas las ocupaciones, ¿hay tiempo de extrañar algo de tu país?

“Ahorita que sólo llevo un mes, estoy emocionada, pero ¡ya veremos cómo me siento para finales de año! Supongo que cuando pase el tiempo, pues sí se va a extrañar a la familia, la comida y todo eso”.

¿Qué te dice tu novio?

“Si me extraña, pero también está muy orgulloso de que tenga esta experiencia”.

“Todo tiene sus riesgos”

En 2014, después de más de dos décadas de no participar en misiones de paz, México autorizó que personal de las Fuerzas Armadas apoyará en maniobras internacionales. En 2015, militares mexicanos formaron parte de contingentes enviados a Haití, Líbano y Sahara Occidental. Para este año se tiene contemplado que más connacionales acudan a misiones en República Centroafricana y Mali.

Hasta el momento, la participación de las Fuerzas Armadas de México se limitan a refuerzos individuales, pero fuentes de la Sedena confían en que pronto serán enviados contingentes más numerosos para acciones de desarme, desmovilización, respeto a los acuerdos de paz y reintegración de combatientes.

Las misiones de paz en África tienen un alto grado de riesgo, sobre todo, de acuerdo con fuentes castrenses, por la presencia de grupos altamente bélicos como Al Qaeda, Boko Haram, Al Shaba o Hezbolá. En el caso de la misión de Sahara Occidental, en el año 2017 murieron 16 militares, 10 de ellos por accidente, cinco por enfermedad y uno más por razones desconocidas.

¿Tus actividades en Sahara son de alto riesgo?

“Todo tiene sus riesgos. Afortunadamente aquí las cosas están tranquilas en este momoento, estamos en una etapa de cese el fuego”.

¿Has vivido alguna situación peligrosa en estos días?

“No, hasta el momento no. Hay muchos procedimientos y protocolos que se tienen que respetar para evitar riesgos, y hay muchas cosas que tenemos que practicar, por si hay que evacuar a una persona, para marcar las zonas de minas, en fin. Tenemos muchos entrenamientos para poder responder a cualquier adversidad”.

¿Cómo es la situación de la población civil? ¿Has tenido contacto con los lugareños?

“Pues realmente no tenemos mucho contacto con la población, estamos en áreas donde sólo es el desierto y lo único que hay que ir a ver son la unidades de vigilancia, y esas unidades tienen su propios abastecimientos, pero nosotros no tenemos ningún contacto con la población, ellos están en otras ciudades, son poblaciones muy pequeñas.

6 millones de minas antipersona hay en la frontera entre Marruecos y Sahara Occidental, según cálculos de Naciones Unidas.

Cuéntanos un día en la vida de Estefanía allá en África.

“Cada día es diferente, pero la mayoría de los días es realizar una patrulla durante la mañana, alrededor de las 8 de la mañana salimos de aquí. Una patrulla se compone de dos camionetas con dos observadores militares en cada una para realizar diversas tareas que son asignadas un día antes.

“Verificamos cuál va ser la ruta, cuáles son las necesidades que tenemos que afrontar, y básicamente regresamos algunos días a las 3, 4 o 5 de la tarde, dependiendo de las rutas.

“Otros días hay que estar aquí en la oficina, hay que estar checando el correo, contestando el teléfono y hay que estar al pendiente de las patrullas, por que se están reportando cada hora.

Refugiados. Al menos medio millón de personas viven en Sahara Occidental, territorio en guerra intermitente.

“Además de eso cada uno tiene un trabajo aquí dentro del campamento. Yo, por ejemplo, soy la responsable de la sección primera que es la que se encarga de todo el personal, de la distribución de sus tareas, sus solicitudes de permisos, de vacaciones, y cosas así, todo el movimiento que involucra al personal”.

Tengo entendido que eres poblana.

“Así es. Nací en Puebla y toda mi familia está allá. Mi papá es médico civil, pero tiene un amigo que es médico militar y un día me contó de las experiencias en el Ejército y de la oportunidad de entrar a la Escuela Médico-Militar. Pues me interesé y fui al Hospital Regional de Puebla cuando publicaron la convocatoria. Participé, es un proceso largo, fueron muchos exámenes, médico, físico, psicológico y cultural para poder entrar y así fue como tuve la oportunidad de pertenecer a la gran familia.

¿Qué planes tienes cuando regreses a México?

“Mi plan es participar para entrar a la Escuela de Graduados de Sanidad para hacer mi especialidad”.

¿Qué mensajes le darías a las mujeres que quisieran tener las oportunidades que tú tienes?

Yo le diría que se animen, que es una oportunidad inigualable, que es un desarrollo tanto profesional como personal y que vale mucho la pena conocer a otras personas y a otros lugares del mundo. Y sobre todo, desarrollar la parte militar”.

En la punto oeste Sahara Occidental tiene costa con el océano Atlántico y es rodeado por Marruecos y Mauritania.