El presidente Andrés Manuel López Obrador se encuentra inmerso en un escenario gris, ya que, por un lado, EU le hizo una visita inesperada en medio de las tensiones entre su gobierno, la oposición y empresas afectadas por los posibles cambios constitucionales en materia energética; además, las perspectivas de crecimiento para México para este y el siguiente año son menores a las calculadas meses atrás.
John Kerry, encargado de la Casa Blanca en asuntos de cambio climático, se permitió pedir al mandatario mexicano que el proyecto de ley no infrinja los estatutos del Tratado Comercial entre México, Estados Unidos y Canadá.
De aprobarse la reforma eléctrica, el mayor peso y las decisiones del mercado recaería en la Comisión Federal de Electricidad (CFE), lo que sería contrario a los principios del tratado que prohíbe los monopolios energéticos.
La revista, más que una visita de cortesía, se da de manera más diplomática, pero con la encomienda de no quitar el dedo del renglón sobre la afectación a las empresas estadounidenses de aprobarse la reforma eléctrica que promueve el presidente de México.
La Casa Blanca ya ha expresado por medio de su primera enviada, Jennifer Granholm, secretaria de Energía de Estados Unidos, que al gobierno de su país le preocupa el daño que pueda generar en la competitividad y a las empresas estadounidenses.
México tiene un gran potencial, pero la llave de ignición es Estados Unidos; tan es así, que lo que creció el Producto Interno Bruto (PIB) este año, que fue el 5%, su valor de ese crecimiento fue el equivalente a lo que los trabajadores mexicanos enviaron a sus familias aquí en el país en más de 51 mil millones de dólares.
López Obrador aceptó que las remesas que se recibieron durante y después de la crisis económica de la Covid-19 fueron la salvación de la economía mexicana, lo que reactivó al mercado, que interpretado de otra manera, fue el paliativo para el fracaso del gobierno como eje generador de oportunidades para el crecimiento de nuestro país, mientras que Estados Unidos funcionó como el salvavidas comercial y económico en el momento crítico.
Mientras el presidente Andrés Manuel López Obrador evadió ahondar en el tema de la visita de John Kerry durante su conferencia matutina, el enviado de Biden se presentaba en un foro de la Alianza de Energía y Clima de las Américas (ECPA por sus siglas en inglés).
“Es un honor hablar en el ECPA hoy para acelerar una transición energética justa y equitativa en nuestro hemisferio y apoyar resultados climáticos sólidos”, mencionó por medio de un tuit.
La suavidad de Kerry no vino sola, trajo anticipadamente una llamada de atención del gobierno de Joe Biden por medio de la embajada de Estados Unidos, en la que mostraba preocupación por la reforma eléctrica que impulsaría energías “sucias y anticuadas”, lo que restaría competitividad y afectaría a los consumidores.
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