Zona Cero | El riesgo de dejar morir a otros
Lars Falk es jefe de la unidad de oxigenación por membrana extracorpórea del hospital universitario de Karolinska, en la localidad de Solna, Suecia. Comparte sus dilemas al momento de atender a pacientes graves

El servicio siempre está lleno de pacientes en la unidad de oxigenación del hospital Karolinska, en Solna, Suecia, país que hizo la arriesgada apuesta de no cerrar la economía durante la pandemia. Aquí es donde llegan enfermos con dificultades respiratorias graves. El equipo es invasivo y el tratamiento, doloroso.
“Esperamos que los pacientes que traemos aquí sobrevivan con el tratamiento OMEC (Oxigenación por membrana extracorpórea), lo cual no pasaría con el tratamiento regular de cuidados intensivos”, explica el doctor Lars Falk. Con el tratamiento convencional, morirían en 24 horas.
Hay mucha demanda y pocas plazas, como en la mayoría de los países, sin importar si son economías desarrolladas o países pobres.
Estrategia. El gobierno sueco apostó a mantener abiertos los negocios y pagar a los trabajadores enfermos para que se quedaran en casa.
A diario el doctor Falk debe tomar decisiones complejas. “Tenemos que seleccionar a los pacientes adecuados y también a las personas que quedan privadas (de este tratamiento), y son decisiones muy difíciles”.
›Cuando regresa a casa el doctor, con barba de dos días, se despeja un poco. “Algunos días son más agotadores que otros, pero cuando vuelves a casa, con tu familia, con tus hijos, te sientes aliviado”.
Por la noche “es más fácil pensar en algunas de las decisiones que has tomado durante el día, si era correcto o no poner a ese paciente en oxigenación por membrana extracorpórea”. Con el riesgo de dejar morir a otros.