#ZonaCero | La enfermedad merodea por cada rincón del asilo

28 de Agosto de 2025

#ZonaCero | La enfermedad merodea por cada rincón del asilo

Residentes de Casa Serena, una estancia para ancianos de Johannesburgo, Sudáfrica, preguntan: “¿Voy a morir? ¿Soy positivo? ¿Soy negativo?” No es para menos: 14 de sus integrantes han fallecido por Covid-19

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Johannesburgo, Sudáfrica. La residencia de ancianos Casa Serena, nunca ha llevado tan mal su nombre. Catorce de los residentes de este establecimiento de esta ciudad, murieron después de haber contraído el nuevo coronavirus. Hoy el miedo acecha.

Al principio de la pandemia, Casa Serena tenía 64 residentes. “Esperábamos que la gente muriera como cada año durante el invierno, pero hubo una concentración de muertes”, explica Mario Serra, director de la residencia. Él también contrajo el nuevo coronavirus, pero se recuperó.

Sudáfrica es el quinto país del mundo más afectado por la pandemia en número de casos confirmados, al contar con más de 408 mil.

El número oficial de muertes ha superado los seis mil, pero está muy subestimado, advierten los expertos. Entre 40 mil y 50 mil personas podrían morir de Covid-19 a fin de año en el país, establecen las proyecciones oficiales.

En Casa Serena, la soledad y la impotencia, se impusieron entre los residentes que tienen demasiado miedo de salir de su habitación. “Por la tarde solíamos jugar a las cartas, pero lo único que puedo hacer es permanecer en mi cama y dormir”, explica Esterina Satori, de 88 años.

“La enfermedad está por todas partes, merodea a nuestro alrededor, no sabemos cuándo vamos a atraparla. Conozco a una pareja que llevaron al hospital y nunca regresó”, dice Giuseppe Tassi, otro residente, de 79 años.

Algunos residentes preocupados preguntan: ‘¿Voy a morir? ¿Soy positivo? ¿Soy negativo?’, pero nosotros no tenemos la respuesta”, dice Mario Serra.

Sin embargo, no se realizan pruebas sistemáticas de Covid-19 a las personas que viven aquí. “Tratamos los síntomas, eso es todo”, confesó la enfermera jefe del establecimiento, Margaret Humphreys.

También es cierto que “si un huésped tose y no se interviene a tiempo, el contagio se propaga como un rastro de pólvora”, advierte.

Algunos han esperado más de tres meses para poder ver, aunque sea brevemente, a sus seres queridos. Como Rita Bellini, que acaba de hablar, a través de una ventana y durante quince minutos, con su padre Mario, de 89 años.

Rita Bellini espera el día en que se permitirá a toda la familia reunirse. “Organizaremos un verdadero banquete y tomaremos fotos de todos los amigos que queden”, confía.