#ZonaCero | La tortuosa convalecencia de los pacientes de “largo plazo”

29 de Abril de 2024

#ZonaCero | La tortuosa convalecencia de los pacientes de “largo plazo”

Promo_Dossier_104_

Un psiquiatra infantil de NY es uno de esos casos en que los síntomas de Covid-19 se prolongan por meses y parece que la enfermedad no termina

Washington, EU. Scott Krakower, un psiquiatra infantil de un hospital de Nueva York, fue diagnosticado con Covid-19 a mediados de abril. Tres meses después, aún hay días que siente fatiga extrema, se queda sin aliento o sufre una ronquera que casi no le permite hablar.

Este médico neoyorquino de 40 años es parte de una ola de pacientes a los que se denomina en inglés “long-haulers” (de largo plazo), cuyos periodos de recuperación se extienden más allá de las cerca de dos semanas que les lleva en promedio a los pacientes recuperados.

Krakower dijo que algunos días duda de sí mismo y se pregunta si no debería estar otra vez en el trabajo, si los síntomas que atraviesa son reales, hasta que, por ejemplo, sale a caminar y por su voz en el teléfono su esposa o sus padres pueden sentir que está jadeando.

Este fenómeno se atribuye a una enfermedad postviral de la que aún se sabe muy poco, pero que cada vez es más reportada por pacientes, que comparten sus experiencias en foros como el Grupo de Apoyo Covid Largo, en Facebook, que cuenta con más de cinco mil miembros.

Justo cuando pienso que estoy en una buena racha y tengo tres o cuatros días buenos, tengo tres o cuatro horas en las que otra vez no puedo hablar o mi ganglio linfático empieza a inflamarse en el lado derecho de mi cuello, dijo Krakower desde casa en Long Island.

Krakower trabajaba como jefe de unidad en el departamento de psiquiatría del Zucker Hillside Hospital, en Queens, que es donde sospecha que se contagió durante la epidemia en Nueva York.

Primero perdió el olfato y el gusto —“todo sabía a goma”, recuerda—, luego una molesta tos que le impedía incluso teletrabajar, hasta que perdió la voz completamente.

Unas tres semanas y media después, además de escalofríos y fiebre alta, comenzó a toser con tanta violencia que escupía sangre. Ya no podía tragar y su voz se volvió aguda. Terminó en una sala de emergencia.