“Que suelte feria, sino que ni venga”

Badiraguato da la bienvenida a propios y extraños con una estatua de Benito Juárez acompañado de la frase: “El respeto al derecho ajeno es la paz”, personaje y frase que tanto dice admirar el titular del Ejecutivo. Cuatro cuadras antes de llegar a “Parque Alameda” se escucha la tuba, instrumento que caracteriza la música de banda, representativa de Sinaloa, y que da cuenta de la fiesta que representa la visita de López Obrador. Entre hombres de edad avanzada portando sombrero como es costumbre en la región y que a la vez cubre los rostros del fuerte rayo del sol que quema la piel agrietada por el trabajo del campo, se ve el templete colocado, por primera vez, en Badiraguato para ser utilizado para el discurso de un Presidente de México. Aunque ni Quirino Ordaz sabe si es el primer mandatario en pisar tierras serranas de la entidad que gobierna, “creo que desde Echeverría o De la Madrid, no sé muy bien”, responde al cuestionamiento de un periodista en su camino al frente de la población. “Aunque el Parque Alameda se adaptó para dos mil personas, vinieron como seis mil 500”, relata uno de los “servidores de la nación” que organizan estos eventos. Y sí, aparte de la gente que llegó desde temprano para alcanzar un lugar para ver de cerca al Presidente o una silla, aunque caliente por el sol, para sentarse, cientos de persona se encuentran alrededor, algunos en los puestos disfrutando de una michelada “bien fría” para amortiguar la temperatura que desde hace unas semanas golpea esta comunidad. “Estaba haciendo frío, pero de repente, se vino de golpe el calor”, confirma Guadalupe, una madre de familia que quiere pedirle a AMLO mayores oportunidades laborales, porque ya lleva tiempo sin trabajar y con el sueldo de su marido no alcanza. Lo mismo que Juan Luis, que relata que en Badiraguato hacen falta muchos apoyos y trabajo, “pero no solo a los agricultores, a nosotros también, a los que tenemos un changarrito”. El hombre de unos 40 años asegura tener un taller mecánico, “pero así, chiquito, bajo una lona”, y de vez en cuando hacer trabajos “baratos para apoyar a los vecinos”, pero que no le alcanza. “Que suelte feria, sino que ni venga”, lanza entre la gente un menor de no más de 12 años. Entre la multitud y acompañado sólo de cuatro, máximo cinco miembros de la ayudantía arriba el presidente Andrés Manuel López Obrador, saluda, abraza, besa, se toma ‘selfies’, se le ve contento. Se detiene con un hombre que le entrega un pequeño recado, lo saluda y escucha su petición ante la mirada de los presentes y de los que lo siguen en las pantallas, le da la mano y finalizan la charla con La foto del recuerdo. Entre aplausos y el reconocido grito de “Es un honor estar con Obrador”, Andrés Manuel sube al templete y saludando realiza una pasarela de derecha a izquierda. Tras escuchar a Quirino Ordaz y a Javier Jiménez Espriú, llega el discurso -aunque repetitivo- esperado. “Me canso ganso”, “No, primo hermano” y “piquete de ojo”, son las frases con las que los sinaloenses aplauden y celebran las promesas del mandatario. Una universidad pública, asegura López Obrador para Badiraguato y todos gritan... con especialidad en reforestación, y el ánimo parece decaer. Con el programa Sembrando Vida crearemos 20 mil empleos permanentes, dice el tabasqueño y desde lejos, José Luis, el mecánico, lanza una sonrisa como viendo una esperanza en ser uno de los beneficiados. Tras una hora de discurso, el Presidente asegura que fue un placer visitarlos. “¡Viva Badiraguato, viva Sinaloa, viva México, viva México, viva México!”, y antes de que se escuche el Himno Nacional la gente comienza a abandonar sus lugares. La incertidumbre de miles de mexicanos en su visita a la cuna de varias generaciones de narcotraficantes sin seguridad, sólo quedó en eso, en incertidumbre. El sol ya se había metido cuando la gente comenzó a salir, y en un camión que parece brincolín de fiesta infantil, la gira del Presidente en su recorrido por el país continúa. MM