Meade: confianza inicial

6 de Mayo de 2024

Salvador Guerrero Chiprés

Meade: confianza inicial

En cuanto regresó a la Secretaría de Hacienda, José Antonio Meade se arremangó nuevamente la camisa para ponerse a trabajar, tal cual intenta comunicarnos muy gráficamente en la entrevista de Excélsior.

Su pertenencia a un segmento de la clase política en que interactúan dos generaciones de integrantes del PRI y del PAN ya le hace ser bien visto como se indica ahí y como Víctor Sánchez Baños comentó ayer en Ejecentral.

Desde mi punto de vista, Meade puede ser exactamente una opción de equilibrios frente a la que representaría Miguel Ángel Osorio Chong dentro del PRI.

La primera pregunta es si detrás de Osorio no es Meade, y el PRI, más fuerte que en la opción optativa del hidalguense. La segunda es, si no es mejor cara del tricolor una como la de Meade frente al esfuerzo operativo de Osorio.

La respuesta que demos a ambas preguntas no supera el problema del partido en el poder, centrado alrededor de su declive en la aceptación general y el cual será puesto a prueba en la elección del Estado de México.

Paradójicamente, Meade puede ser exactamente aquello que es rechazado por un electorado indeciso y mayoritario que busca acompañar un robusto llamado de atención en contra de lo que representa el PRI y la medianía del éxito de su proyecto económico y de la indignidad política registrada o percibida desde un amplio segmento de la opinión pública, incluso dentro del mismo partido gobernante.

Lo mismo podría hasta cierto punto aplicarse a Osorio: “no es el candidato es el partido” aun cuando hay evidencia de que el “candidato puede” impulsar la elección por encima incluso del tema ideológico.

Así, aun cuando provenga de su parte técnicamente más confiable, con una preparación académica modelo, Meade, acreditado negociador y de una sonrisa deseable en todos los candidatos, le guste a su mamá, a Miguel Ángel Mancera o no, podría estar a una considerable distancia del mantenimiento del control de la Presidencia de la República cuando se requiere contraponer en el corto plazo a las candidaturas de Margarita Zavala y de Andrés Manuel López Obrador.

En otras palabras, la mayor ventaja de Meade es él mismo y la mayor desventaja es su partido.

Aun en la consideración más optimista de las reformas estructurales cuyos resultados podrían ocurrir en una década, si no ocurren otras reformas con nombres o contenidos similarmente ambiciosos el próximo sexenio, la brecha considerable a remontar por el PRI es enorme. Entre la oferta exhibida en 2012 y las realidades concretas o las percibidas de los últimos cuatro años, las dos principales oposiciones quedan con enormes probabilidades.

Que le vaya bien a la SHCP y a su secretario, siempre que pueda convertir la confianza inicial en resultados y en evidencia de que el técnico es también un buen político, para bien de la hacienda pública, no necesariamente para su precandidatura.

confianzafundada.mx

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