El honor prohíbe acciones que la ley tolera.
Séneca Anneo, 3 a. de C-65 d. C.; filósofo Latino.
Ayer nos amanecimos con los gritos de auxilio de mexicanos que se encuentran en la zona cero de la gripa conocida como coronavirus.
Wuhan, donde se estima que se dio el primer caso de esa influenza, y otras regiones aledañas, están en cuarentena. Están bajo un estricto toque de queda. Sus calles están sin movimiento y sólo se permite el paso de vehículos sanitarios y personal para distribución de alimentos.
Son más de 50 millones de chinos los que están arraigados en sus casas, así como extranjeros en hoteles, para evitar la propagación de ese virus que está despertando la alarma mundial por su letalidad.
A través de la televisión oficial china, así como en las redes sociales de algunos habitantes, se aprecia a una población que representaría poco menos de la mitad de los habitantes de México, presa del pánico y desesperación. Lo peor del caso es que el gobierno chino, también lo está y toma medidas de control extremo, como la construcción en solo 10 días de un hospital para atender a mil personas infectadas por el virus.
Esa región continental china, no sólo es la cuna de ese virus, sino que además es una de las principales fuentes de productividad de esa nación. Es el centro de fabricación de acero, automóviles y otros productos que soporta a la economía del país.
Por eso varios mexicanos se encontraban en la región cuando los sorprendió la alerta y cuarentena. No pueden salir. Sólo aviones de los gobiernos de Estados Unidos, Reino Unido, España y Francia, fueron enviados para recoger a sus connacionales y llevarlos de regreso a sus países.
México no ha informado nada sobre la manera de rescatar a nuestros compatriotas, ni la forma en que podrían asistirlos. Es más, no se tenía ayer por la mañana, el número exacto de personas que estaban en la región de trabajo o vacaciones.
Si es necesario regresarlos al país y mantenerlos en cuarentena, pues que se haga y que se usen las aeronaves del Ejército Mexicano para traerlos con vigilancia médica.
Si rescatamos a Evo Morales, que no es mexicano, ¿por qué no salimos en auxilio de nuestros compatriotas?
PODEROSOS CABALLEROS: La intolerancia de los seguidores de la Cuarta Transformación llega al extremo de censurar a quienes exigen justicia por la desaparición de miles de personas en el país. Durante la marcha que encabezaron Javier Sicilia, Alberto Athié y la familia LeBaron, que partió de Cuernavaca rumbo al Zócalo de la Ciudad de México, fue increpada por seguidores de Morena. Los acusaron de traidores por exigir justicia. Luego, los mencionaron como un “show”, como lo calificó AMLO, en una mañanera. La verdad es que las historias que embargan a cada una de las familias de los desaparecidos es estremecedora. En México, la desaparición de personas es un delito cotidiano. No hay protocolos o información organizada de los desaparecidos. El esfuerzo de la sociedad civil es insuficiente y, desafortunadamente, lo oídos sordos de las autoridades convierte a las desapariciones como delitos sin castigo. Impunidad, pues. *** También nos amanecimos con la noticia de que Morena tiene dos dirigentes. El que nombró legítimamente el consejo extraordinario, Alfonso Ramírez Cuéllar, como presidente del Comité Directivo Nacional. El puesto estaba acéfalo y lo ocupaba interinamente la secretaria general Yeidckol Polevnsky, quien se creía la dueña del partido, a pesar de no contar con el apoyo del líder moral y fundador de Morena, Andrés Manuel López Obrador. Este fenómeno de crisis de identidad de la izquierda, donde todos se creen con derechos a mandar, es la que provoca su autodestrucción.
RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA: Recientemente, la Directora General Adjunta Jurídico y Fiduciario de Nafin y Bancomext, María Guadalupe Muñoz; y el coordinador del Comité de Sustentabilidad de la Asociación de Bancos de México, Alan Gómez Hernández firmaron el Protocolo de Sustentabilidad de la Banca, con el propósito de construir una estrategia de finanzas sostenibles en Nafin e impulsar iniciativas que permitan incorporar prácticas, procesos y políticas de sostenibilidad en el financiamiento de actividades e inversiones. De esa manera se facilita entre las micro, pequeñas y medianas empresas mejores prácticas y políticas que promuevan una integración entre los factores económicos, sociales y ambientales; un desarrollo sostenible, pues.
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