Luz Aldán: El arte de actuar desde adentro
La actriz Luz Aldán celebra la comedia con conciencia, explora vínculos familiares en el cine y reflexiona sobre identidad, oficio actoral y sueños tempranos
La actriz Luz Aldán confiesa que la historia la tocó más allá del set.
/Cortesía
En Desastre de familia, la comedia cambia de cuerpo, pero mantiene el corazón intacto. Y lo mismo podría decirse de Luz Aldán, actriz que interpreta a una enfermera entrometida —en el mejor sentido— en esta cinta de enredos corporales y redescubrimientos afectivos.
En su papel, se convierte en la cómplice del personaje de Ariel Miramontes, y su energía marca un contrapunto entre lo absurdo del cambio físico y la calidez de los vínculos emocionales.
Luz Aldán en Desastre de familia: el papel de la enfermera cómplice
“Mi personaje es atrevida. Se atreve a cuestionar, a involucrarse, a ser parte del enredo sin nunca perder la buena onda”, explica Aldán.
Lejos de representar la figura típica de la asistente clínica seria o distante, su enfermera se suma al desconcierto con una sonrisa en el rostro y con entusiasmo por lo improbable.
La comedia no le exige incredulidad: le ofrece la oportunidad de ser testigo y aliada. La actriz confiesa que la historia la tocó más allá del set.
“Yo ya la vi y sí me sacó dos o tres lagrimitas”, dice con una mezcla de orgullo y ternura. “Es muy entrañable pensar en los padres, en hacer ese cambio y ponerse en sus zapatos como hijos, y viceversa”.
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El mensaje de la película: vínculos familiares y entendimiento generacional
La película, más allá del humor, pone en escena un tema universal: el entendimiento intergeneracional. Y lo hace sin perder el ritmo del chiste ni el calor humano.
En su experiencia personal, Luz proviene de una familia “muégano”, como ella misma la describe.
Cercanía, afecto, convivencia intensa. Por eso le resulta tan potente el mensaje que propone la cinta.
“Me conectó directamente con mis familiares. Aunque vengo de padres separados, se llevan bien, son amigos. La película habla de eso: de cómo a veces el ego o las rutinas nos ciegan y dejamos de ver a los que están ahí para nosotros.”
El talento en el elenco de Desastre de familia
Aunque Aldán sólo grabó escenas con Miramontes —“todo mi universo fue con Ariel”—, se muestra admirada por los jóvenes talentos como Carla Gaitán o Diego Peniche, y también por figuras consagradas como Itatí Cantoral y Mercedes Hernández.
“Ver la película me hizo darme cuenta de lo bien preparados que están los jóvenes. Me da mucho gusto que haya tanto talento mexicano tan bien formado.”
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La pasión de Luz Aldán por crear personajes
Y es que si algo tiene claro Luz Aldán es que lo suyo no es sólo actuar: es construir personajes.
“Lo que más me apasiona es la creación. No importa si es comedia, tragedia o drama. Me gusta la filigrana del detalle. Crear personas.”
Aunque la comedia le ha dado un hogar en los últimos años, no renuncia a su vocación original.
“Cuando empecé, mi sueño era estar en la Compañía Nacional de Teatro y hacer piezas, tragedias.
La comedia me abrazó... y yo me dejé abrazar.”
Teatro, cine y televisión: los retos de cada escenario
Ese equilibrio entre el deseo y la oportunidad también se refleja en su tránsito entre medios.
En teatro, dice, todo es presente absoluto.
No hay repetición. No hay cortes. “El teatro está vivo y tienes que estar ahí. No hay toma dos. Es vivir el momento como si fuera la primera vez.”
En cine y televisión, en cambio, la dificultad está en la repetición con frescura, en lograr que cada toma parezca nueva. Ambas disciplinas, asegura, tienen su complejidad y su belleza. Ese rigor no siempre va acompañado de certeza.
La industria puede ser un lugar áspero, lo reconoce sin rodeos. “Es una industria dura, que constantemente te hace dudar de ti misma. Juega con tu imagen, con tus creencias, con quién crees que eres.”
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La brújula personal de Luz Aldán
¿Cómo mantener entonces los pies en la tierra? Aldán tiene una brújula clara: la niña que fue. La que descubrió un libro de Salvador Novo mientras limpiaba la biblioteca de su escuela. La que soñaba en silencio. “Esa niña es la que me mantiene arraigada.
Mientras sea leal a ella y a sus sueños, todo lo demás puede seguir girando.” Hoy, esa niña —ya hecha actriz, mujer y creadora— sigue cultivando admiraciones.
“Me encantaría intercambiar cuerpo con Meryl Streep. Saber cómo se siente estar en una mente tan brillante.”
Pero también menciona con respeto a colegas mexicanas como Julieta Egurrola, Aída López o Anzhela Ramírez.
“Son mujeres que han ido abriendo camino en esta industria. Me encantaría saber cómo viven el mundo desde sus cuerpos.”
Luz Aldán: fidelidad a sí misma y a contar historias
A pesar de lo vertiginoso del medio, Luz Aldán mantiene su fidelidad a sí misma y a lo esencial: contar historias con el corazón. Historias que, como Desastre de familia, nos invitan a reír, pero también a mirar más allá del espejo. O del cuerpo. O del juicio. Y simplemente, como ella dice, a crear.