En 1929, los Tratados de Letrán, firmados entre el Reino de Italia, representado por el primer ministro Benito Mussolini, y la Santa Sede, bajo el papado de Pío XI, crearon el estado más pequeño del mundo: El Vaticano, que tiene una extensión de 49 hectáreas. Además, se reconoció el estatus de extraterritorialidad (similar al que disfrutan las embajadas) a algunas de las principales basílicas romanas, como San Juan de Letrán, Santa María la Mayor y San Pablo Extramuros, así como a varios palacios.
El nombre de este lugar tiene su origen en la colina Vaticana, ubicada a las orillas del río Tíber, y es posible que derive de un pueblo etrusco llamado Vaticum.
De acuerdo con la tradición cristiana, en el año 64 el apóstol Pedro fue crucificado y murió en este lugar, que era el Circo de Nerón. Sobre su tumba se levantó la antigua Basílica de San Pedro. En el siglo XVI, el papa Julio II decidió remodelar la basílica, creando el edificio actual.
Basílica de San Pedro (A)
La antigua basílica existió durante mil 200 años, pero a fines del siglo XV, su estado de deterioro y la necesidad de un espacio más amplio impulsaron la construcción de una nueva. En 1506 se inició la edificación de la actual basílica. Donato Bramante propuso un diseño original inspirado en el Panteón, con una planta centralizada y una gran cúpula. Tras su muerte, Miguel Ángel modificó el diseño, alargando la nave central y creando una cúpula aún más grandiosa, considerada una de las obras maestras del Renacimiento. En 1657, Gian Lorenzo Bernini completó la monumentalidad de la basílica. Diseñó la majestuosa plaza, enmarcada por su columnata coronada por santos, y un impresionante baldaquino barroco que se alza sobre la tumba de san Pedro. La columnata tiene forma oval y representa “los brazos maternales de la Santa Iglesia”. El obelisco egipcio había sido colocado en el centro de la plaza en 1586.
La basílica alberga numerosas obras de arte. Destaca La Piedad, de Miguel Ángel, una escultura conmovedora por su realismo. Otra obra imperdible es la efigie de San Pedro, sobre la cual existen varias teorías, como que es un Júpiter de bronce modificado o una imagen elaborada en 1300 d.C. Todos los peregrinos tocan su pie derecho, que ya se encuentra visiblemente desgastado.
Museos Vaticanos (B)
A 10 minutos de la Plaza de San Pedro están los museos, que albergan una de las mayores colecciones de arte del mundo, con más de 70 mil obras desde la antigüedad hasta el siglo XX. Es el segundo museo más visitado del mundo, después del Louvre, y uno de los más antiguos, con más de 500 años. Destacan el Laocoonte y sus hijos, el Apolo Belvedere, el tríptico
Stefaneschi de Giotto, la Madonna de Foligno, La Transfiguración de Rafael y El santo entierro de Caravaggio.
Castillo de San Angelo (C)
Este monumento circular era originalmente un mausoleo; se alza a orillas del río Tíber y fue construido por el emperador Adriano en el siglo II d.C. Según la leyenda, en 590 el arcángel Miguel se apareció al papa Gregorio I durante una plaga, de ahí su nombre. Ha servido como fortaleza, prisión y residencia papal. Durante el saqueo de Roma en 1527, los papas utilizaron un pasaje secreto que conectaba el castillo con el campo para escapar en caso de necesidad.
Archibasílica de San Juan de Letrán (D)
Esta es la sede del obispo de Roma, el Papa. Su construcción comenzó en el año 313 y ha pasado por múltiples renovaciones. La arquitectura actual mezcla estilos renacentista, barroco y manierista, con una fachada neoclásica del siglo XVIII. El interior impresiona con su techo artesonado dorado y pisos de mármol. Alberga una notable colección de arte religioso: frescos bíblicos en la nave central, un ábside con mosaico del siglo XIII, estatuas de los apóstoles, y el baptisterio más antiguo de Roma, con mosaicos y frescos del siglo V.