La derecha se pone bótox

22 de Agosto de 2025

Juan de Dios Vázquez
Juan de Dios Vázquez

La derecha se pone bótox

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En un momento en el que Europa acaba de conmemorar el 80 aniversario del Día D, que marcó el inicio de su liberación de la guerra, el nacionalismo y el fascismo, la región enfrenta nuevamente la amenaza de estos mismos males. A pesar de las declaraciones complacientes de líderes como Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, asegurando que “el centro se mantiene firme”, los resultados de las elecciones al Parlamento Europeo muestran un avance preocupante de la ultraderecha en varios estados miembros clave. Lo más sorprendente de este fenómeno es que son los jóvenes quienes están impulsando este cambio hacia la derecha.

Las elecciones europeas celebradas entre el 6 y el 9 de junio de 2024 revelaron una tendencia inquietante: los partidos de ultraderecha lograron éxitos significativos en países como Francia, Alemania e Italia. En Francia, el partido Agrupación Nacional (RN), liderado por Jordan Bardella, obtuvo más del 30% de los votos, superando a los partidos tradicionales. En Alemania, la extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) quedó en segundo lugar, mientras que en Italia, el partido Fratelli d’Italia de Giorgia Meloni se mantuvo como una fuerza dominante.

Lo que hace que estos resultados sean aún más sorprendentes es el apoyo creciente de los jóvenes a los partidos de ultraderecha. Tradicionalmente, se pensaba que estos partidos atraían principalmente a votantes mayores y desilusionados, pero las encuestas muestran que un número significativo de votantes menores de 30 años está apoyando a estas fuerzas políticas. En Francia, aproximadamente el 36% de los jóvenes de entre 18 y 24 años respaldaron a la Agrupación Nacional en las recientes elecciones.

Varios factores explican por qué los jóvenes están girando hacia la ultraderecha. La crisis económica, la falta de oportunidades laborales y la creciente desigualdad han generado un sentimiento de desesperanza entre la juventud europea. Muchos jóvenes se sienten abandonados por los partidos tradicionales y ven en los partidos de ultraderecha una solución a sus problemas. Además, temas como la inmigración y la globalización han polarizado a esta generación, inclinando a algunos hacia posturas más radicales.

El avance de la ultraderecha plantea serios riesgos para el futuro de Europa. Estos partidos suelen adoptar posiciones euroescépticas, oponiéndose a las políticas de integración europea y promoviendo un mayor control nacional sobre los asuntos internos. También son conocidos por su oposición a las medidas verdes necesarias para abordar la crisis climática y su postura más dura sobre la inmigración. En Francia, el presidente Emmanuel Macron ha respondido a la victoria de la Agrupación Nacional disolviendo el Parlamento y convocando a nuevas elecciones, en un intento desesperado por frenar el avance de la ultraderecha. Sin embargo, esta estrategia podría resultar contraproducente y dar lugar a un gobierno de derecha aún más fuerte.

Para contrarrestar esta tendencia, es crucial que los partidos tradicionales y las instituciones europeas tomen medidas decisivas. Europa necesita proporcionar soluciones concretas a los problemas que enfrentan los jóvenes, como el acceso a la vivienda, oportunidades laborales y un futuro sostenible. Sólo a través de una acción coordinada y efectiva se puede evitar que la ultraderecha siga ganando terreno.

El creciente apoyo juvenil a la ultraderecha en Europa está arraigado en un profundo desencanto con las políticas tradicionales. Los jóvenes enfrentan desafíos como la precariedad laboral, la crisis de vivienda y el aumento del costo de vida, lo que genera un terreno fértil para que partidos de ultraderecha capten su atención. En países como Francia y los Países Bajos, partidos como la Agrupación Nacional y el Partido de la Libertad (PVV), respectivamente, han sabido aprovechar este descontento.

En las elecciones europeas de 2019, los jóvenes impulsaron una “ola verde” que llevó a los partidos centrados en el clima a un éxito sin precedentes. Sin embargo, en 2024, estos mismos votantes parecen haber girado radicalmente hacia la derecha. En países como España, Portugal y Alemania, los partidos ultraderechistas están atrayendo a un número significativo de jóvenes menores de 30 años. Este cambio puede atribuirse a la frustración con el statu quo y a la búsqueda de soluciones más radicales a problemas persistentes.

La imagen del votante de ultraderecha ha evolucionado. Ya no es sólo el “viejo blanco enfadado” el que vota por estos partidos; ahora, los jóvenes educados y cosmopolitas también están encontrando atractivo en los mensajes de la ultraderecha. Estos jóvenes, que enfrentan una realidad económica incierta y un mercado laboral competitivo, se sienten atraídos por promesas de protección y estabilidad que ofrecen estos partidos.

Una característica distintiva de la juventud actual es su polarización cultural. Mientras que las generaciones mayores crecieron en un contexto dominado por la religión y el eje económico izquierda-derecha, los jóvenes de hoy están más preocupados por temas como la migración, la globalización y las políticas de diversidad. Esta nueva realidad ha llevado a una mayor polarización, donde los votantes se sienten atraídos por posiciones más extremas, tanto a la izquierda como a la derecha.

La sensación de inseguridad respecto al futuro es otro factor clave. Muchos jóvenes no creen que el mundo actual pueda ofrecerles oportunidades reales y sienten que los partidos tradicionales no tienen respuestas efectivas a sus problemas. Esta percepción impulsa a algunos a votar por partidos de ultraderecha como una forma de protesta y una llamada de atención a las élites políticas.

El apoyo juvenil a la ultraderecha en Europa refleja una mezcla de desilusión, búsqueda de estabilidad y polarización cultural. Mientras que algunos ven este cambio como una fase temporal, otros advierten que podría ser una señal de una transformación más profunda en el panorama político europeo. En cualquier caso, entender esta tendencia es crucial para abordar las preocupaciones y aspiraciones de una generación que está redefiniendo el futuro de Europa.

El avance de la ultraderecha en Europa, impulsado por el voto juvenil, es una señal de alarma que no debe ser ignorada. Este fenómeno refleja un profundo desencanto con el establishment político y económico, evidenciando la percepción de que las instituciones tradicionales no satisfacen las necesidades de la juventud contemporánea. Si Europa no actúa con prontitud para abordar estas preocupaciones, corre el riesgo de ver erosionados los valores de democracia, integración y solidaridad que han caracterizado al continente en las últimas décadas.

Este desafío no sólo concierne a Europa; también resuena en Estados Unidos. La posibilidad de una reelección de Donald Trump, en noviembre de 2024, hace que este riesgo se vuelva aún más palpable. Es crucial que tanto Europa como América reconozcan esta realidad compartida y actúen de manera coordinada para fortalecer las instituciones democráticas y abordar las divisiones que alimentan el ascenso de movimientos extremistas.