El Reto Hídrico de la Capital

28 de Noviembre de 2025

Miriam Saldaña
Miriam Saldaña

El Reto Hídrico de la Capital

miriam saldaña.jpg

Miriam Saldaña

/

EjeCentral

El agua ha sido un bien abundante en nuestra cuenca desde la antigua Tenochtitlan, el problema es que apenas la recibimos la desechamos. La gestión del agua en la Ciudad de México debe entenderse y justificarse bajo un paradigma de economía circular, sustentabilidad y derechos humanos, en coincidencia con los objetivos de desarrollo de la Naciones Unidas (ONU) para el 2030: acceso universal al agua, uso responsable del recurso, equidad social y preservación ambiental. El Estado local tiene como prioridad garantizar el derecho humano al agua para todos los habitantes de la capital.Para ello, ha emprendido una estrategia integral que combina modernización de la infraestructura hidráulica, diversificación de fuentes, eficiencia en distribución y fomento del reúso y la captación pluvial. Un ejemplo de esta transformación es el Programa de Cosecha de Lluvia, a cargo de la Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México (SEDEMA). A través del programa, se han instalado decenas de miles de sistemas de captación pluvial en viviendas de las alcaldías más afectadas por escasez de agua.

Este mecanismo no solo incrementa la disponibilidad hídrica en temporadas de lluvia, sino que reduce la dependencia del suelo subterráneo y contribuye a la mitigación del estrés hídrico. Según datos oficiales, de 2019 a 2024 se invirtieron más de 1,418 millones de pesos para instalar más de 73 mil Sistemas de Captación de Agua de Lluvia (SCALL) en once alcaldías. Al mismo tiempo, la estrategia de “manejo sustentable del agua” incluye la modernización y rehabilitación de la red hidráulica y sus componentes: pozos, plantas potabilizadoras, tanques, líneas de distribución y estaciones de medición. Esta modernización busca disminuir las fugas y pérdidas de agua un reto clave en una megalópolis históricamente abastecida, en gran parte, por acuíferos y sistemas externos como Sistema Cutzamala. Con este enfoque, el uso del agua se orienta a la sostenibilidad, a través de tres pilares fundamentales: eficiencia, diversificación de fuentes y reúso/recuperación.

Este enfoque constituye una respuesta legítima y responsable al reto que implica abastecer de agua potable a una ciudad densa y poblada, permitiendo al mismo tiempo y bajo un enfoque de economía circular preservar los recursos hídricos, reducir la presión sobre los acuíferos, disminuir pérdidas, mitigar la sobreexplotación, y promover la equidad en el acceso. Por contraste, prácticas indiscriminadas o exclusivamente extractivas como depender únicamente del bombeo de acuíferos o del uso intensivo del sistema Cutzamala sin estrategias de conservación se tornan ilegítimas desde el punto de vista ambiental, social y de sustentabilidad.

Este tipo de políticas pueden provocar estrés hídrico, agotamiento de fuentes, hundimiento del suelo, desigualdades en el acceso, y un alto riesgo para el futuro de la ciudad, lo que ha sido una realidad en la CDMX desde el siglo pasado. Adoptar un modelo circular del agua implica reconocer que el agua no es un recurso ilimitado, sino un bien finito que debe manejarse con cuidado, equidad y visión de largo plazo. La economía circular del agua es un modelo que busca reutilizar, ahorrar y aprovechar al máximo cada gota, en lugar de usarla una vez y desecharla. Implica captar, tratar, reciclar y reinyectar el agua en diferentes procesos para reducir desperdicio, evitar escasez y proteger el ambiente. Y para ello debemos rehabilitar las 5 plantas de tratamiento: Santa Catarina, Santa Anita, Ciudad Deportiva, Chapultepec y Coyoacán. Las políticas de la CDMX muestran que es posible combinar abastecimiento digno con gestión responsable, promoviendo alternativas como la captación pluvial, la rehabilitación de redes, el saneamiento de cuerpos de agua y la diversificación de fuentes. Imperativo cambiar el paradigma del extractivismo por un paradigma de sostenibilidad integral: abastecimiento digno, eficiencia, cuidado ambiental, equidad social y planificación estratégica para las generaciones presentes y futuras.

En conclusión, una política hídrica alineada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU para 2030 requiere: a) garantizar el derecho al agua para toda la población; b) modernizar la infraestructura para reducir pérdidas; c) incorporar tecnologías de captación, reúso y reciclaje; d) rehabilitar fuentes naturales; y e) fomentar una cultura del agua responsable. No más uso y abuso de la extracción de agua desde Michoacán pasando por el EDOMEX, es hora de responsabilizarnos en la CDMX con el agua de lluvia y ríos que es suficiente para satisfacer las necesidades sin comprometer la sostenibilidad del recurso y los derechos de las generaciones venideras.