Un cambio sin precedentes está ocurriendo en muchas partes del mundo en la atención a la salud con la utilización de la Inteligencia Artificial (IA). La semana pasada, en la revista The Economist, aparecieron varios artículos sobre el tema que considero conveniente comentar, por lo que están significando en la mejora de la atención a las enfermedades.
Según la publicación, en 2015 ocurrió un despegue importante cuando el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, y su esposa, Priscilla Chan, crearon una iniciativa denominada Chan-Zuckerberg (CZI), con el objetivo de prevenir, curar, o en última instancia, manejar cualquier enfermedad con el apoyo de la ciencia.
Para 2020, la cifra de investigaciones y estudios publicados en el campo de la biomedicina que tomaron en cuenta la IA creció exponencialmente.
Asimismo, día a día han aumentado las consultas que realiza la gente en Internet sobre temas de salud. Se calcula que en Google hay mil millones de consultas diarias, provocando la aparición de decenas de compañías que producen equipos o sistemas para ayudar a los médicos en su labor diaria.
Pero no sólo las compañías privadas han utilizado la IA para asuntos de la salud. Por ejemplo, la revista cita que la Organización Mundial de la Salud (OMS) creó, en conjunto con Amazon y Google, un buscador denominado “Florence” para combatir las noticias falsas o la desinformación durante la pandemia de Covid-19 y ahora se ha expandido a temas sobre salud mental, tabaquismo y alimentación.
Según la información proporcionada, se necesita mejorar la productividad de los sistemas de salud en el mundo tomando en cuenta dos factores: primero, el creciente costo de su atención y, segundo, el crecimiento de la población adulta y el consecuente envejecimiento.
Además, se prevé que para 2030 habrá escasez de trabajadores de la salud por casi 10 millones, que representan 15% de toda la población mundial dedicada a los servicios de atención a la salud, y se considera que con la IA se podría hacer frente a esa escasez. Estados Unidos gastó 4.5 trillones de dólares en salud en 2022, y el costo administrativo se considera muy elevado.
Todos los gigantes de la tecnología mundial están involucrados en el tema, ofreciendo nuevos sistemas y productos que mejoran la posibilidad de atención y, supuestamente, la recuperación de los pacientes, aunque queda pendiente el tema del costo creciente. Según la revista, varios economistas indican que la IA es responsable de entre 25 a 50% del gasto en salud en los países miembros de la OCED.
Hay una fuerte competencia entre los diversos negocios hospitalarios en Estados Unidos, que no se han destacado por tener un sistema eficiente, dada la magnitud que tienen. La revista cita algunos ejemplos, como el que se refiere al hospital Johns Hopkins en Baltimore, donde la IA ha permitido transferir pacientes entre diversas ciudades 60% más rápido, reduciendo 70% la utilización de camas después de las operaciones, o el caso del hospital general de Tampa que, gracias a 20 aplicaciones de IA, ha ahorrado 40 millones de dólares. Uno de los artículos refiere que países de Asia y África están utilizando un sistema de IA para hacer diagnósticos, y ya hay 13 millones de usuarios.
Sin duda, estamos frente a un gran cambio, y en ese sentido, nuestro país debería estar apostando por desarrollar sus propios sistemas y equipos, teniendo en cuenta las carencias que existen en nuestros sistemas públicos de salud, los cuales requieren una actualización permanente. Varias instituciones de educación superior están trabajando en estos temas, como la UNAM, el IPN, el ITESM, entre otros, pero se necesita un importante apoyo gubernamental para lograr tener sistemas propios avanzados y adecuados a las necesidades de la población.