CDMX y una candidatura atómica

Los estrategas de la política saben bien que la CDMX es un territorio indispensable para ganar elecciones presidenciales. El presidente Andrés Manuel López Obrador arrasó como candidato en la ciudad y su triunfo nacional fue indisputable.

La regla no escrita es clara: no arriesgar la Ciudad de México. Y todo indicaba que Morena, encabezada por Claudia Sheinbaum Pardo, titular del bastón de mando, habrían hecho lo propio al favorecer la candidatura de Omar García Harfuch, quien de acuerdo con las encuestas publicadas es la mejor carta posible de Morena, no sólo para ganar la ciudad, sino para incidir de manera importante en una elección presidencial a favor de la exjefa de gobierno.

Pero en un proceso lleno de titubeos y de señales equívocas y contradictorias, arriban a la antesala de la decisión de Morena con la revelación de un audio atribuido a Martí Batres, abiertamente operando en contra de don Omar.

Esta historia tiene su precedente cuando veíamos a los priistas haciendo malabares para quedar bien con su militancia y sus grupos de presión a costa de los electores. La historia habla por sí misma. Si se pone a los líderes y a los políticos por encima de los ciudadanos, se queda bien con los cuates, pero se pierden elecciones.

Dicen que nadie aprende en cabeza ajena. ¿Será?