José Meade, precandidato del PRI a la Presidencia de la República, pudo haber “resolvido” su doctorado exitosamente en Yale. Sin embargo, parece haber escapado a la primaria y la secundaria sin la adecuada supervisión de padres y maestros.
¿Es importante que no haya “resolvido” las materias correspondientes del español y que haya sido secretario de Estado en diversas ocasiones con el PRI y el PAN con alguna eficiencia?
¿En la mentalidad tecnocrática de segunda generación, es más importante hacer tesis de temas ajenos al país en un idioma extranjero sin haber resuelto lo básico de la formación nacional exigible a cualquiera, como lo exhibe el personaje en cuestión?
¿Un resbalón en la retórica más elemental, en su caso, es revelador de una descomposición mayor?
¿Debemos preocuparnos todos por lo contagioso que se ha “volvido” el tema de los yerros diarios al ser viralizados entre burla y aprovechamiento táctico de los adversarios?
¿Le hicieron la tarea en esas secretarías otros funcionarios como pudieron habérsela hecho en la primaria y en la secundaria o lo apoyaron, como a otros, en la realización de su tesis?
¿Por eso no sabe lo que pasó en su secretarías respecto de las intervenciones equívocas y a veces ilegales de aquellas en procesos electorales que le interesaban a sus jefes inmediatos?
¿Está demostrando con sus fallas que tiene tal cercanía con Enrique Peña Nieto que se ha contaminado más de la ausencia del detalle en la educación que ha exhibido el primer mandatario que contagiado de sus habilidades para “ganar elecciones”?
Porque la respuesta es peligrosamente afirmativa a casi todas las preguntas.
La ventaja de Andrés Manuel López Obrador sobre sus adversarios, especialmente sobre el PRI, es de tal magnitud que la migración subterránea, por una diversidad de factores entre los cuales esta por supuesto el tipo de personaje que es Meade, preocupa hasta Morena que no sabe qué hacer con tantas peticiones de ingreso provenientes del “cascajo”, la “calabaza” o los “deshechos tóxicos” como le llaman los morenistas más antiguos.
Algo falla en Yale. Y en la educación primaria mexicana privada como lo demuestra Meade.
confianzafundada.mx