Descubren el gran Tzompantli
Hallan estructura en la calle de Guatemala, en el centro de la ciudad de México

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Especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) descubrieron en la calle Guatemala, en el centro de la ciudad de México el gran Tzompantli de la gran Tenochitlan.
A dos metros de profundidad encontraron una plataforma rectangular con una longitud de más de 34 metros donde se encontraba un elemento circular realizado de cráneos unidos con argamasa de cal, arena y gravilla de tezontle.
Los trabajos comenzaron el 9 de febreron y concluyeron a finales de junio, informó el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, investigador emérito del INAH, junto con Pedro Francisco Sánchez Nava, coordinador nacional de Arqueología, y Raúl Barrera, director del Programa de Arqueología Urbana.
“Es un muro de tezontle con un recubrimiento de estuco y piso de lajas, orientado de norte a sur, que presentaba asociados mandíbulas y fragmentos de cráneos dispersos sobre la plataforma y un elemento circular elaborado de cráneos humanos unidos con argamasa, de los cuales preliminarmente pueden observarse 35, pero consideramos que deben ser muchos más”, reveló Raúl Barrera.
Por sus características y sus materiales asociados, el Tzompantli corresponde a la sexta etapa constructiva del Templo Mayor (1486-1502).
Otra parte de esta estructura arquitectónica fue destruida en la época colonial por la construcción de un edificio histórico, pero se pueden ver en el piso las huellas de los orificios de los postes o vigas de madera donde se insertaban los cráneos. Tales oquedades oscilan entre 25 y 30 centímetros de diámetro, separadas a una distancia de entre 60 y 80 centímetros.
La mayoría de los cráneos —algunos con orificios en los parietales pero otros sin esta característica— corresponden a hombres adultos jóvenes, pero también hay algunos de mujeres y de niños.
El especialista del INAH señaló que muchos de estos cráneos fueron removidos y alterados durante la Conquista, cuando se produjo la destrucción de la ciudad de Tenochtitlan y del Recinto Sagrado.
El hallazgo del Tzompantli, dijo el especialista del INAH, coincide con lo señalado en los códices, donde se indica que este elemento era una plataforma de poca altura pero muy impactante por los postes y las vigas de madera donde se insertaban los cráneos.
“Lo importante es que ya se tiene la ubicación precisa del Templo de Ehécatl, el Juego de Pelota y en particular del Tzompantli, citado en las fuentes históricas por los conquistadores, como Hernán Cortés, Bernal Díaz del Castillo y Andrés de Tapia, así como por frailes y cronistas entre los que se encuentran Bernardino de Sahagún, Francisco López de Gómara, José de Acosta y Hernando Alvarado Tezozómoc, entre otros, porque nos están mostrando la estrecha relación que existe entre estos edificios y el Templo Mayor”.
Añadió que, ya a principios del siglo XX, Leopoldo Batres había encontrado en la calle de Guatemala algunas esculturas en forma de cabezas de serpiente, un altar con almenas y restos de muros asociados a fragmentos de cráneos humanos, que seguramente eran parte de este Tzompantli. En 1914 Manuel Gamio hizo excavaciones en un predio contiguo encontrando restos que debieron formar parte de esta misma plataforma, y con las obras de construcción del Metro, volvieron a surgir parte de estos muros, pero hasta ahora con las nuevas evidencias es posible afirmar que se trata del gran Tzompantli de México-Tenochtitlan.
Eduardo Matos Moctezuma señaló que fray Bernardino de Sahagún había mencionado la existencia de varios tzompantlis y dos juegos de pelota, y la asociación de estos elementos. “Por su ubicación, creemos que se trata del Huey Tzompantli, es decir, el Tzompantli mayor de Tenochtitlan. Esta estructura tenía un simbolismo específico y muchos de estos cráneos podrían ser de enemigos de los mexicas que eran capturados, sacrificados y decapitados, como una advertencia de su poderío”. &
El equipo de investigadores participantes, bajo la coordinación de Raúl Barrera Rodríguez y Lorena Vázquez Vallin (como jefa de campo), está integrado por los arqueólogos Sandra Liliana Ramírez Barrera, Ingrid Trejo Rosas, Janette Linares Fuentes, Edgar Pineda Santacruz, Moramay Estrada Vázquez y la antropóloga física Bertha Alicia Flores Hernández.