Nacho: el tamaño sí importa

6 de Mayo de 2024

Alejandro Alemán
Alejandro Alemán

Nacho: el tamaño sí importa

alejandro aleman

Un célebre dicho aconseja que “Si del cielo te caen limones, aprende a hacer limonada”. En el caso de Nacho Vidal (nacido Ignacio Jordá en Mataró, Barcelona, hace casi 50 años), el cielo le otorgó el privilegio de tener un miembro viril descomunal (un pollón, como dicen los españoles).

En congruencia, lo mejor que pudo hacer Nacho con su vida (y con ese tremendo trozo de carne entre sus piernas) fue convertirse en actor porno, el actor porno más famoso de habla hispana.

No es un asunto menor. La industria del porno es de las pocas donde las mujeres son las estrellas, las que más ganan y sobre las que caen todos los reflectores.

Jordá supo abrirse paso en una industria donde los hombres sólo son un falo sin rostro. Para ello creó un “personaje” (¿realmente lo es?) que hoy día sería impensable: un macho, misógino, rudo, incluso algo violento, que disfruta mucho su profesión y se presume el mejor.

El hombre nació en cuna de oro pero luego de una crisis económica su familia quedó en la miseria. El joven Jordá hizo dinero como pudo, principalmente vendiendo drogas, y a veces incluso en trabajos más mundanos como repartidor, donde ganaba algo de dinero extra teniendo sexo con las señoras a las que les llevaba el mandado.

Máquina sexual incansable, Nacho Vidal nace gracias a una de sus novias, Sara Bernat, quien lo mete a trabajar en un show de sexo en vivo para luego irse al cine porno.

Nacho Vidal reinventa la frase “vive de prisa y muere joven”, en su caso la muerte le ha dado tiempo extra (tras una que otra sobredosis y el rumor de tener VIH) sin necesidad de apretar el freno.

En la serie española Nacho (España, 2023), se narra el origen y caída de Nacho Vidal desde sus propias palabras. Vidal (Martiño Rivas) es el narrador nada confiable de esta historia donde jamás se niega la naturaleza dionisiaca del actor porno, pero sin atreverse a hablar seriamente sobre la industria del porno. Se trata del clásico arco del héroe donde el personaje aprende poco a poco los entresijos de la industria hasta llegar a la cumbre y luego caer.

El tono, obviamente, no es sutil. La serie es clasificación C, y si bien tratan de no mostrar demasiado, llega un momento donde los pechos al aire y los torsos masculinos están a la orden. Incluso (en una genial provocación), el verdadero Vidal tiene un cameo: su pene, erecto y enorme, aparece en un close-up, dos veces.

Si la pornografía vive de la novedad constante y la transgresión a las reglas, resulta paradójico que una serie sobre Vidal le cueste tanto trabajo ser novedosa y trasgresora. Es el problema de no morir joven: tu bioserie se convierte en una cosa “bonita”, tal vez divertida, pero inocua.

Nacho se puede ver en Lionsgate+

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